Capítulo II

Pasión por la vida sana

Introducción

¡Cómo no voy a amar la vida! Un don gratuito dado por el cielo y de manera directa y personal por nuestros padres; hemos de aceptarlo sin condiciones y amarlo en extremo. Todos recibimos la vida de igual manera: pobres y ricos, altos y bajos, negros y blancos… Todos tenemos un similar nacimiento.
El calvario para algunos empieza a partir de este momento. En la muerte también nos parecemos bastante. El momento de la muerte para todos es igual en un sentido: nos vamos sin ninguna riqueza material que hayamos podido acumular en vida. Sí nos llevamos una cosa, y eso todos por igual: el recuerdo vivo de nuestra vida.
Ese recuerdo, placentero o tormentoso, nos acompañará por un tiempo. No está demás hablar de esto porque la vida comienza desde que nacemos y nuestra esperanza de vida debería ser la eternidad.
Pero volvamos a la realidad de la carne. ¿Por qué amar la vida? La vida hay que amarla porque debe ser un gozo perpetuo, y cuando no se está gozando se comete un error; se ha perdido la conciencia del don recibido.
Muchos momentos de la vida no son de gozo consciente, pero sí de búsqueda o de trabajo para disfrutar de ese gozo postrero. Se estudia para tener un conocimiento y poder gozar con la comunicación, se estudia una carrera para poder optar a un trabajo distinguido, cargo relevante, o poder realizar tu sueño prestando un servicio a la sociedad: médico, arquitecto, profesor… cualquiera otra profesión viene motivada por los mismos deseos de servicio. La realidad es esa, todos somos necesarios, todos somos útiles, cada uno en nuestra labor. El desarrollo de toda profesión o actividad llevada con entusiasmo, entrega y amor, conlleva un gozo.
Cuando el gozo es elevado nos hace inmensamente felices; esto sucede en momentos concretos: celebraciones trascendentales que imprimen giro a nuestra vida, haciéndola más rica y llenándola de sentido: nuestra primera comunión, nuestra boda, el nacimiento de nuestro primer hijo, la boda de nuestro hijo, el nacimiento de nuestro primer nieto, los cumpleaños… Son fiestas que reúnen a la familia y a los amigos, representando un gozo sublime para los anfitriones.
La vida es un permanente gozo, porque cuando faltan los momentos sublimes, el gozo surge por el normal y constante crecimiento. Todos los días si quieres puedes estar aprendiendo: viendo algo nuevo, oyendo algo nuevo, leyendo algo nuevo (leer es viajar desde el sillón) Todo esto produce gozo. La ilusión en un mundo mejor. Lo primero, mejorar yo. Después vemos que muchos también han mejorado y eso nos complace y nos produce gozo.
Cuando alguno tira basura a la calle (papeles, colillas, botellas de plástico…) pinta las paredes o daña el jardín, eso nos desconsuela, pero no nos irritemos, porque ello obedece a nuestra propia imperfección; significa que algunos para madurar necesitan más tiempo. Ello no debe quebrantar nuestro gozo.
La vida es maravillosa, sobre todo, porque está llena de colores, de luz y de libertad. No hay nada más bonito que la obra de Dios: el cielo, el mar, los ríos, la selva, el bosque, las montañas, los valles, la ciudad, los edificios, los árboles y jardines y toda la vida que fluye según su hábitat. ¿Hay algo más bonito que la vida en orden y libertad?
Es hermoso ver pararse los coches cuando está el semáforo rojo, los peatones cruzar cuando está el muñeco verde. No digamos las miles de personas que diariamente cogen sus coches, autobuses, trenes o metro; todos saben a dónde van y todos llegan puntualmente a su lugar de trabajo y todos cumplen con su obligación. ¿No es maravilloso?
El orden y la libertad alejan el caos. Y donde no sea así hay que seguir luchando para conseguirlo. Se me viene a la cabeza los cinco millones de parados. Esa terrible injusticia, debemos corregirla entre todos, exigiendo a nuestros gobernantes que lo tengan como la mayor de las prioridades.
No podemos aceptar que haya una familia sin trabajo y sin sueldo. La buena política no es dar sueldo sin trabajar, la buena política debe ser trabajo para todos y sueldo para todos por su trabajo. Todo el mundo en edad de trabajar debe trabajar. El trabajo es fundamental en el desarrollo de una persona. Así se aprende a valorar las cosas y a las personas. Si uno nunca hizo un esfuerzo para conseguir algo, difícilmente lo hará en edades adultas. El esfuerzo se nos debe exigir desde pequeños, así valoraremos las concesiones de nuestros padres.
La vida es preciosa y debemos hacer que nuestra familia, amigos y todo nuestro entorno o pueblo, disfrute en el devenir de los días. El trabajo, las fiestas, los actos religiosos y la gestión pública, debe desarrollarse en armonía, con participación y compromiso, sin dejar de lado la honestidad y la justicia. La solidaridad con los que menos tienen debe estar siempre presente. Ese es el pueblo que camina sin tropiezos.
Somos afortunados porque vivimos en libertad y democracia, tenemos en nuestras manos la solución de nuestros males. En el gobierno reside el poder para cambiar las cosas (leyes), y ayudar a que se imparta justicia para todos, sobre todo con los más débiles. Pero no olvidemos nuestra fuerza, en el pueblo reside el poder para cambiar de gobierno. Elijamos siempre a los más justos e instruidos, que tengan amor a su pueblo, a su tradición, a su unidad y a su idiosincrasia, valores estos representados en su bandera.
Me gustaría poner un ejemplo de coherencia, fidelidad y obediencia ciega. Me refiero a los seres vivos unicelulares que componen los órganos de nuestro cuerpo. Estos seres vivos son conocidos por células. La gran mayoría de ellas trabajan incesantemente para cumplir con la misión que tienen encomendada. Reflexionemos sobre las células nerviosas y del cerebro; es extraordinario las miles o millones de órdenes que pueden obedecer sin rechistar; las células que componen la sangre, lo que los médicos llaman defensas, seguro que es referido a la sangre. Dichas células se cuidan de proteger y de dar vida, distribuyendo el oxígeno a todo el cuerpo.
Y así todos los órganos cumplen fielmente su cometido. Tomemos ejemplo de cómo trabajan y eso sin tener el disfrute que nosotros tenemos, (seres pluricelulares) ya que ni ven ni oyen, y nosotros sí. Esta precisión en el cumplimiento, debería estimularnos a nosotros para vivir con ese orden, sobre todo cuando somos conscientes de nuestra misión en la vida, de nuestra relación con otros seres vivos; veamos que en nuestro cuerpo la interrelación que existe entre unas células y otras distintas (en órganos distintos) siempre es de apoyo, de ayuda, solamente la senectud que viene con la vejez ralentiza esta cooperación entre células.
Y en los casos que se observan rebeldía absoluta, o falta de cumplimiento de la misión, son los llamados episodios cancerígenos, o más claro “cáncer”. No seamos nosotros nunca cáncer de la sociedad; no destruyamos lo que otros han construido; no atentemos contra otras vidas; no deterioremos la cara donde reside la belleza estética de las cosas y de los cuerpos vivos: plantas, animales, edificios…
Protejamos nuestro entorno como nos protegemos a nosotros mismos. La anarquía enquista y autoexcluye, de ahí que se pretenda siempre neutralizarla, para evitar que el mal se extienda y dañe a partes buenas o sanas. No seamos nunca “cáncer” y ayudemos a la vida, sólo así se vivirá en armonía, concordia, reciprocidad amorosa, serenidad interior, alegría, gratitud, paz, libertad…
Y para finalizar me queda una reflexión: ¿No será que nosotros hemos desobedecido el orden cósmico al que estamos sometidos y por eso nuestros mismos cuerpos se revelan dejando de cumplir el orden bajo el cual han sido preconcebidos?
Fuenlabrada, 18-9-2012

Signos de envejecimiento
Nuestro aspecto externo refleja el proceso de envejecimiento en el que hemos entrado, los años no perdonan. Pero la vida nos da una segunda oportunidad, no para hacer lo mismo, sino para corregir nuestros errores tomando otras decisiones más acertadas que restauren los daños y efectos que nos han traído los años, el sedentarismo y la alimentación deficiente.

ANDAR ES VIDA
Las personas que andan llegan lejos y con menos dolores
(Hay un refrán muy ilustrativo que dice: no intentes añadir años a tu vida, sino vida a tus años). Lo comparto absolutamente, y es en cierto modo mi filosofía: alejar impedimentos de la vida, alejar dificultades en el hecho cotidiano, suprimir las dificultades en el andar, huir de los dolores que tanto angustian. Y un sinfín de achaques que se presentan a poco de jubilarse uno y sobre todo si crees que ya has cumplido con tu misión en la vida. No hay nada más erróneo y enfermizo, pensar que estás acabado, y el sentirse desorientado por no saber qué hacer. Si no apartas estos pensamientos de tu mente tú mismo te llenarás de achaques. Por el contrario, si ves una nueva oportunidad que se te abre ante la nueva vida, de gozar y ser el artífice de tu destino, seguro que conseguirás logros sorprendentes.
En esta nueva etapa que emprendes, hay que afrontarla con todo el vigor necesario para mantener la fuerza que nos trajo hasta aquí, y replantearnos nuevos proyectos impulsados con nuevas ilusiones.
Una nueva vida empieza ahora, en la que tú y tu mujer sois los únicos y verdaderos protagonistas. Hasta aquí teníais quien os mandara, a partir del comienzo de la jubilación los que mandáis sois vosotros, y los que llenaréis de satisfacciones vuestra vida sois vosotros.
No quiero crear alarma en ningún sentido, sí advertir, que los órganos que no se ejercitan pierden elasticidad y se vuelven más pesados: también las articulaciones. Por consiguiente, entre los nuevos proyectos debéis incorporar el ejercicio físico, o lo que es igual, movimiento como rutina diaria para mantener activos todos los órganos del cuerpo.
Quizá el mejor ejercicio para tener el cuerpo a punto sea nadar, pero si no nadamos el siguiente mejor ejercicio es andar
Si la gente supiera que el andar es vital, tendría su vida programada a partir de su tiempo reservado para andar.
Formas diversas de descubrir los beneficios que genera el andar.
Cuando uno habla de que anda diariamente una hora u hora y media, el que escucha, piensa que lo hace en la calle y quizá lo piense correctamente, porque hasta hoy es la forma más común, la de andar en la calle. Sin lugar a dudas tiene alguna ventaja; en muchos pueblos –y son ocho mil en España- a poco que sales a la calle estás en pleno campo y el campo está lleno de caminos donde el hombre solo, puede transitar sin peligro. La mujer corre algún riesgo mayor, salvo que vaya acompañada de amigas. Si se lleva una caña o un palo fino, poco pesado, puede protegerse de algún perro o animal, y esto sin retirarse mucho del pueblo.
Muchas personas, utilizan senderos cercanos al pueblo, que incluso lo bordean, o eligen calles largas, que cuando las recorren dos o tres veces en ida y vuelta ya tienen suficiente, porque han consumido los sesenta minutos que es lo recomendable en una sesión.
Hay mujeres que salen a andar con su marido o pareja, otras van con amigas o vecinas y otras van solas. Los hombres no tienen como requisito el ir acompañados, pero si es necesario, también van en pareja o en grupo.
Es tal la necesidad de andar por el beneficio que se obtiene, que no debemos permitir que pase un día sin hacerlo, mínimo una hora diaria. Y si son dos, repartirlo en dos sesiones o tres, mejor. Tengamos en cuenta que también los excesos son malos; si andamos más de esto por sesión o el doble y no tenemos bien nutrido e hidratado al organismo, podemos ocasionar alguna lesión a los tendones, cartílagos o huesos, lo que nos impediría continuar con nuestra rutina diaria. No pasa nada porque se descanse un día en semana.
Hay que destacar los beneficios que se obtienen andando de forma moderada y con una alimentación equilibrada: Se fortalecen los huesos, tendones o cartílagos a través de movimiento; todas las articulaciones se ven favorecidas: pies, rodillas, caderas, hombros, codos… Pero si queremos un equilibrio total hemos de tener presente el grado muscular y el sobrepeso. No se puede asegurar una movilidad eficaz y sin lesiones si sometemos a la articulación a un esfuerzo excesivo debido al sobrepeso. Y en cuanto a los músculos, es importante cuidarlos fortaleciéndolos, puesto que son los que soportan en gran medida el esfuerzo de las articulaciones. No es que traiga complicaciones el andar, pero sí requiere una atención especial al cuerpo, si queremos que el cuerpo responda con una normalización progresiva.
Cuando se lleva tiempo sin correr y un día se te ocurre empezar con esta práctica, si te observas, parece como si se te moviera todo por dentro, cuando llevas un tiempo corriendo nada se mueve, o al menos eso parece. ¿Qué ha podido ocurrir? Lo que yo imagino sin quebrarme mucho la cabeza, es que esos órganos que parecían moverse cuando empezamos a correr, han quedado más afianzados por los tejidos de sostén y ya no se mueven. ¿Qué sacamos en conclusión? Que con el ejercicio todas las partes de nuestro cuerpo se afianzan y tienden a ponerse en su sitio, y así poder realizar los movimientos sin riesgo de lesiones. Eso lo vemos cuando se ejercita una parte del cuerpo, a poco que se ejercita se fortalece. Lo mismo ocurre cuando se anda, los órganos internos se fijan más y cada día nos cuesta menos el esfuerzo, incluso llegará el día que te lo pida el cuerpo.
Hay otra cuestión que puede tener su relevancia dado que son muchos los beneficios que se consiguen. Si tenemos en cuenta que en la planta de los pies terminan o empiezan unas ramificaciones nerviosas, el masajeo que imprimimos al andar puede influir en la vitalidad de ciertos órganos con las que están comunicadas dichas ramificaciones.
De muchos es conocido, que cuando se sufre una trombosis se paraliza medio cuerpo, hasta el punto que no te deja ni articular palabra. Y no hay mejor remedio, además del tratamiento médico adecuado, que andar, andar y andar. Al principio han de llevar al enfermo dos personas, después una, y finalmente cuando se consigue la total estabilidad y equilibrio, andar solo. No sé si todos los que han sufrido una trombosis se recuperan al cien por cien, pero me consta que muchos sí y uno de estos muchos ha sido mi padre. Él sufrió una trombosis en pleno campo arbolado, y de no haber sido por mi hermano, no sé qué hubiera sido de él. Y en él he visto, en un tiempo relativamente corto, una recuperación rápida y asombrosa, ello practicando el andar, lo que relato más arriba.
Los ictus, trombosis e infartos y todas aquellas disfunciones cardiovasculares, hay que tratarlas médicamente, pero el paciente creo que no debe quedarse cruzado de brazos y menos sentado en el sofá viendo la tele y esperando que ahí se las den todas, lógicamente con la observancia del médico.
Si el andar ha traído resultados positivos, y los médicos a la mínima que se puede ya recomiendan andar, hay que obedecer a los médicos sin ninguna duda. El paciente debe colaborar con el médico en su recuperación y llevar a cabo todas sus recomendaciones, entre ellas suele estar la movilidad, el hacer ejercicio con otros movimientos, siempre que sus piernas, brazos y que su estado de salud general se lo permita.
Sabemos que es un esfuerzo agotador haber sufrido la trombosis y ponerte a andar, pero si quieres que el tratamiento surta efecto, es lo que tienes que hacer. En el andar está la recuperación más inmediata. Se nos ha de grabar esta recomendación en la mente, es absolutamente vital, y no solo porque te ayuda a mantener la vida, sino porque te ofrece vivir con una autonomía total. Aunque lo más acertado, creo yo que sería anticiparse a la trombosis; lo que se recomienda hacer después hacerlo antes.
Cuando a mi padre lo llevaban casi a rastras mi madre y mi hermana, era una imagen penosa, propia de hospitales. No se concibe ver a un enfermo llevado de esta forma si no es con una fuerza inusitada por ambas partes, y una gran confianza de ver que en ello estaba la recuperación. Mi padre de siempre ha tenido una intuición especial, es algo innato en él. Casi todo lo veía claro. Casi siempre se anticipaba. En este caso falló pero luego corrigió su error.
Verlos andar por el pasillo de casa ya era doloroso, nosotros más inexpertos, desconocíamos el resultado final, pero mi padre que tenía una actitud positiva y una voluntad férrea, se anticipó a los resultados, era el que pedía a mi madre que le ayudara a andar por el pasillo de casa; viendo mi hermana que mi madre no podía sola, le ayudaba y lo llevaban entre las dos casi en volandas. No digamos, cuando con el paso de los días vieron que la mejoría era más que evidente, fue entonces cuando llenos de entusiasmo y esperanza en el experimento, aprovechaban cualquier momento del día para volver a dar unas vueltas en el pasillo de casa. Es decir, paseos corto pero frecuentes.
Mi padre algunas veces decía: que aquellos que no tienen espíritu de lucha y son incapaces de hacer un mínimo esfuerzo, nunca saldrían de ese estado angustioso, porque no se dan cuenta de nada al faltarles imaginación; solo dicen: “me morro, me morro, me morro”. Y esta desconfianza en la recuperación les lleva a un agravamiento de la enfermedad.
Sentados en el sofá o el sillón largos periodos de tiempo, diversas partes del cuerpo tienen la tentación de atrofiarse, e imposibilitan, pasado un tiempo, el poder recuperarse.
Fuerte lección nos dio si sabemos entenderlo. La casa, con su privacidad, fue el lugar adecuado donde la familia resolvió este caso que se presentaba difícil.
Estos admirables ejemplos por parte de mi padre, con sus resultados poco menos que milagrosos, me han impulsado a mí a vivir otras experiencias, las que me han traído éxito en la salud, y me han ratificado las virtudes y respuestas del organismo cuando se le trata de manera equilibrada.
Cuando hablamos de salud, los que la buscamos por todos los caminos, no podemos omitir que para conseguirla, y no siempre se acierta, es a base de sacrificios y privaciones. Lo primero, dejar el tabaco, después dejar el alcohol, seguidamente, comer carne con moderación, comer pescado, comer cinco piezas de fruta diarias, comer bastante verdura, tomar algún suplemento si se tiene alguna carencia: magnesio, vitamina C, vitamina D3, zing, selenio, omega3… son suplementos que llevan al equilibrio y a reforzar el sistema inmunitario, conocido también por las defensas del organismo, y todo aquello que, como resultado de unos análisis clínicos médicos, nos manifiesten alguna deficiencia. He indicado los más básicos y muy necesarios, pues tiene mucha repercusión en el organismo su carencia.
Hay enfermedades que nos pueden sobrevenir por herencia, por genética, otras mediante contagios o infecciones del medio ambiente (picaduras de mosquitos); todas ellas pueden aparecer, independientemente de que uno se interese por su salud, pero la medicina convencional una vez que las descubre, las trata, las cura, y a partir de entonces es cuando nosotros tomamos conciencia de lo importante que es la salud y la prevención. Estos interrogantes se nos presentan a los veintitantos o treinta años, Es entonces cuando nos damos cuenta de lo vulnerables que somos y es cuando cogemos el timón de nuestro propio destino en este orden de cosas.
El mantenerse vigilante ante estas pautas a seguir, supone un sacrificio casi insuperable para el que no está acostumbrado a poner a prueba de fuego la voluntad. Y si no sometemos nuestra vida a estos controles, correremos más riesgos de ser víctima de no pocos males.

Método Levita
El “Método Levita” consiste básicamente en cambiar pasos por salud.

Introducción al método
En un gran número de personas de las que se han visto sometidas a quedarse en casa por el asunto de la pandemia, cuando el médico o educadores físicos les han recomendado andar en casa para no coger Kg y no anquilosar las extremidades por la inmovilidad, muchos han respondido en la práctica, negativamente a ese consejo, y ello, con el argumento de que se marean. Yo lo llevo haciendo 10 años, dos horas diarias y no me mareo.
Mi argumento es el siguiente: cuando uno se quiere dejar del tabaco, lo primero que debe tener presente es el perjuicio que le causa y ver las muchas razones que tiene para dejarlo. De esta forma se sentirá con más fuerza para dejarlo y no tendrá recaídas.
Lo mismo sucede con el andar en casa si no se puede andar en la calle. Hay que conocer las muchas razones que tenemos para andar si queremos conservar la salud. A partir de ahí todo es más fácil. Si te parece aburrido más aburrido es estar en una cama de un hospital sin saber si vas a salir pronto o tarde. A nosotros, a mi mujer y a mí, nos encanta andar por el piso y por la casa, porque cada paso que damos es salud para el cuerpo.
El Método Levita, como nombre, tiene su razón en el apodo de mi padre, heredado de mi abuelo. Y le llamo así al método, en recuerdo de mi padre y en homenaje a uno de sus últimos aciertos, aunque toda su vida fue un cúmulo de buenas acciones con resultados excelentes. Siempre tuvo un gran sentido de la amistad y de algo que es muy difícil en este tiempo, mantener a gala la justicia.
Mi padre, en el año 1985, tuvo un accidente cardiovascular, llamado trombosis; se le paralizó medio cuerpo, no podía andar, no podía manejar un brazo y tampoco podía hablar.
Según trabajaba en el olivar que tenía, al parecer se cayó al suelo y mi hermano viendo que no daba señales de vida, fue corriendo a donde estaba y con gran dificultad lo metió en el coche y lo llevó a casa.
Llamaron al médico y parece ser que le mandó un medicamento. Y así, llenos de incertidumbre y angustia, empezaron a correr los días. Viendo mi madre la gravedad del asunto, bien por prescripción médica o por sentido común, dos personas intentaron reanimarle y obligarle a dar pequeños paseos por el pasillo de la casa. Paseos que resultaron ser muy beneficiosos, pues de inmediato se empezó a ver mejoría; pasados unos días, mi padre consiguió mantener el equilibrio y recuperar la movilidad del brazo; empezó a hablar no con poca dificultad, lo que animó a mi hermana y a mi madre a proseguir en las pautas adoptadas. Y cuando pudo valerse por sí mismo, era él el que daba los paseos sin querer que lo ayudaran.

¿Se podría haber evitado la trombosis?
Y esta experiencia, la que llevó a mi padre a la recuperación total y que yo la sigo a diario, es a lo que llamo “Método Levita”. Me ha quedado el reconcome, que si mi padre hubiera adoptado esas pautas de ejercicio con anterioridad al episodio ¿le hubiera dado la trombosis?. Hay cosas que no se pueden saber si no se someten a prueba, y no por una persona sola sino por varias. Las estadísticas esclarecen muchas dudas y nos llevarían a un mayor conocimiento o a nuevas vías de exploración.
Lo que representó su mejoría meteórica, fue una hora sentado y un cuarto de hora andando. Y eso lo ha estado haciendo hasta pocos años antes de su muerte. Los últimos años fueron complicados, tuvo una caída fortuita al entrar en un supermercado que tenía un peldaño en la puerta y además esta era de corredera automática, lo que impidió sujetarse a ella para no caer, con tan mala suerte que mi madre se cayó encima de él.
A raíz de esta caída, como tenía dolores, lo llevamos al hospital, le reconocieron mediante radiografías y nos dijeron a los hijos que no tenía nada roto, que lo lleváramos a casa y que en un tiempo se recuperaría. Así lo hicimos, pero mi padre cada día tenía más dolor y, avisado el médico de cabecera, después de verlo, nos dijo que lo lleváramos urgentemente de nuevo al hospital. Al parecer los médicos se equivocaron de radiografía y vieron la de un joven de 26 años que tenía la cadera perfecta.
Una vez hechas las comprobaciones pertinentes, le pusieron un tratamiento y unas pautas a seguir, nos fuimos a casa. Y así fueron pasando los días hasta la recuperación total de la cadera, que no tuvo absolutamente ningún dolor.
Hay un dicho que viene de antiguo y que dice: Si quieres mantener buena salud y al médico alejado de casa, come diariamente una o dos manzanas.
Hoy, yo digo: Si quieres alejar de tu vida las enfermedades cardiovasculares aplica el “Método Levita”. Ejercicio moderado, más alimentación natural y saludable, igual a buena salud.

Ejercicio en casa o en gimnasio
Entonces una pregunta queda en el aire: ¿Si mi padre hubiera tenido el hábito de andar en casa, le hubiera pasado esto?

Asombrosa recuperación
Esta curación tan rápida de la trombosis, sin necesitar hospitalización es lo que ha motivado la creación de este Capítulo, con la incorporación de lo que llamamos “Método Levita” que a lo largo del Capítulo II explicamos en qué consiste.
Ante la sospecha de que el andar ha sido el causante de su mejoría, esto me lleva a recomendar el ejercicio de andar, tan poco valorado.
Si se supiera que el andar es salud, nadie permanecería sentado más de dos horas seguidas.

Estamos acometiendo un nuevo método en aras de una renovación saludable
Y para que veamos que la vida ofrece novedades, aún gozamos de un método que pone broche de oro a esta filosofía de vida. A continuación hablaremos del “Método Levita”. Con 10 años de experimentación. La vida fluye en el andar en nuevos escenarios.

“Método Levita”
Estas últimas pautas además de andar, lo recomendable en cada caso nos va a traer bienestar pero, no todo el mundo, ni en pueblos ni en ciudades, se puede salir a la calle para andar mañana y tarde. Para estas personas hemos creado el “Método Levita”, para atraer la sensación de una segunda juventud. Una etapa llena de nuevas sensaciones. Todo ello a partir de haberse mentalizado y estar decidido a cambiar hábitos si fuera necesario.
Llega la hora de acometer el “Método Levita”, que consiste en andar en casa si no se puede o no se quiere andar en la calle.
Los resultados de andar en casa son los mismos que andar en la calle, con la diferencia de que no encontrarás impedimentos que dificulten el desarrollo de tu ejercicio. En la calle un día llueve, otro nieva, otro hace frío, otro hace viento y otro no te apetece porque el compañero no va. En casa, todos los días del año a excepción de los domingos si quieres descansar, tienes libertad total para hacerlo, si algún miembro de la familia no te lo impide por razones poco justificadas.
Partimos de la base, que los jubilados, si tienen hijos, estos ya estarán casados y vivirán en sus respectivas casas. Y si hay algún otro miembro más además del matrimonio, lo razonable sería distribuirse el tiempo y los espacios de la casa. Cuando hablo de andar en casa, siempre me estoy refiriendo al hombre y a la mujer, los dos tienen la misma necesidad de salud y buen estado físico.
En los pueblos los problemas se achican porque el lugar de andar sería el pasillo central de la casa y dicho pasillo siempre está libre, espacio que se puede utilizar simultáneamente por los dos miembros de la pareja, sobre todo a primera hora de la mañana, después o antes de desayunar. Si quieren pueden andar los dos al tiempo.
Es bueno andar con música, con un CD que dure una hora o cuarenta y cinco minutos y que sea rítmica, con percusión, para poder marcar los pasos con más naturalidad. Recordar la música militar, con qué facilidad ayuda a los jóvenes y no tan jóvenes militares a desfilar. De tal manera que si uno quiere ir al ritmo de la música pueda hacerlo, si no se quiere ir al ritmo es lo mismo, pero la música anima bastante. Yo vengo utilizando un CD de Moder Talking, un grupo alemán, desde hace diez años. Es una música mágica, después de diez años oyéndola a diario y aún no me he cansado Antes andaba en la calle pero un día me convencí de que era más divertido andar en casa y con los mismos resultados y desde entonces así lo estoy haciendo. He de decir para que el diablo no se ría por ocultarlo, que la sesión de medio día, siempre ando en la calle, y lo hago especialmente para coger la vitamina D, que es el sol el que la proporciona. Y porque a esa hora está más alto. Se dice que lo recomendable es un mínimo de veinte minutos dándote el sol. En invierno que hay días nublados lo acompaño con vitamina D3 en cápsulas.
Recomiendo solo la música por la mañana, resto de sesiones sin música.
Uno se levanta, se asea, y al momento ya estás andando, sesenta o cuarenta y cinco minutos ininterrumpidos, después a desayunar. Que quieres algún día desayunas antes, no importa. Si un miembro de la pareja no ve bien hacerlo conjuntamente, hacerlo uno primero y el otro después. En los pueblos no caben excusas porque todas las casas tienen un pasillo largo y hermoso, lo que permite dar un paseo largo antes de dar la vuelta, repito, hacerlo hombre y mujer uno detrás de otro; unas veces va uno delante, otras veces va detrás. Los dos al tiempo sí pueden tirar algún macetero.
Llegado medio día, otra media hora antes de comer, y llegada la cena, otra media hora antes o después de cenar, que es lo que yo recomiendo, después. Si el hombre, a mediodía, en lugar de andar la media hora quiere hacer pesas o bicicleta estática, puede hacerlo, pero siempre es conveniente andar media hora como mínimo para calentar antes de hacer pesas. Yo, la bicicleta la hago después de cenar, media hora andando y media hora bicicleta estática viendo la tele. Cada uno debe elegir libremente lo que mejor le convenga, como mejor se sienta o como más le guste. La música solo por las mañanas con el ejercicio de andar. Y siempre andar con el cuerpo y la cabeza erguida, evitando mirar a derecha e izquierda. Posiblemente no le vengan bien a las vértebras cervicales esos giros. Si tú, mujer, por la noche prefieres andar y tu esposo hacer bicicleta, perfecto. O a la inversa.
Ahora me dirijo a aquellos matrimonios o parejas que viven en pisos; en todos o en gran parte de ellos, hay un espacio o dos que se pueden utilizar para andar los dos simultáneamente. Ejemplo: cuando el salón está de frente a la puerta de entrada al piso. Ahí se puede disponer de un espacio relativamente largo. Desde la puerta de entrada hasta el fondo del salón, volver a la puerta de entrada y vuelta a empezar; otro recorrido puede ser: desde el fondo del salón, venir al hall de entrada, girar en el pasillo a derecha o a izquierda e ir hasta el fondo del pasillo y volver hasta el fondo de salón y vuelta a empezar; y tenemos otro recorrido: cuando las puertas de dos habitaciones están una enfrente de la otra: desde el fondo de una habitación al fondo de la otra, volver a donde se empezó y vuelta a empezar. Como sería natural y lógico aquellos espacios que se eligieran deben estar libres de obstáculos: sillas, mesas, macetas o cualquier otro objeto que pudiera haber. Si hay alfombras mejor, porque es más cómodo, asegurando los extremos con cinta para no tropezar en ellos.
No hay que temer a estos giros cuando se usan en el salón y el pasillo y en las vueltas de cada recorrido, por ello las caderas se acostumbran y se fortalecen. Al final de cada recorrido la vuelta a de hacerse una a la izquierda otra a la derecha. En un extremo a la izquierda en el otro a la derecha. Estando habituados a estos giros es posible que reduzcamos esas caídas que se producen en el baño o en la cocina cuando uno se gira ya muy mayor. Esto lo digo como suposición, no tenemos conocimientos científicos ni estadísticos sobre estos giros de caderas, ni sobre sus efectos reales a largo tiempo.
Todos deben administrar su tiempo según los ejercicios que hagan fuera de este programa. Si bueno es cumplir unos tiempos, malo puede ser excederse.
A groso modo el “Método Levita” ha quedado suficientemente explícito, pero nos falta la esencia, detalles que dan mayor sentido al Método, y estos detalles son: que al margen de lo beneficioso que son las tres sesiones de media hora cada una al día, o poco más, en ningún caso debemos permanecer más de una o dos horas sentado sin movernos, lo saludable sería que a la hora o a las dos horas nos levantásemos y estuviéramos andando quince minutos. Y con esto completaríamos las dos horas diarias. Las personas que de alguna manera se mueven en los dos espacios intermedios, ya está bien. Esto no son matemáticas en cuanto a la forma de ejercicio y lugar, sí en cuanto al tiempo y al espacio entre sesiones. Pongo un ejemplo: si andamos una hora diariamente por las mañanas, en la calle o en el campo, creo que no estaría demás, andar en otras dos o tres sesiones en casa la otra hora restante; o cuarenta y cinco minutos en tres sesiones de quince minutos. Si se quieren tener en cuenta estas palabras, solo deben servir como orientación. Aunque yo sí lleve esta metodología y me vaya bien.
Algo necesario a tener en cuenta: hay que cuidar la alimentación. Se recomienda tomar un limón en un vaso de agua tibia todas las mañanas (los japoneses lo toman). Un zumo de naranja natural (vitamina C natural), algo de proteína en huevos (aconsejable uno diario y algún día dos), personas cualificadas así lo recomiendan; pescado o carne y el típico café con leche, o café con leche de avena, soja o almendra…para desayunar; no olvidar las otras dos piezas de fruta que faltan, que pueden ser manzana, pera o plátano. Aconsejable fruta del tiempo. La manzana es básica. Hay un dicho por ahí que sugiere la manzana como la mejor fruta, el mismo dice: “el que come diariamente una manzana aleja el médico de casa”. Otras frutas absolutamente beneficiosas son las fresas y el aguacate.
Puede venir bien una infusión diaria de hierbas a media tarde, -ejemplo: té rojo, té negro, té verde o roibos- las propiedades, predominantemente son antioxidantes, en general son beneficiosas. Solo por el placer de saborearlas ya es bastante.
Y en la cena, pescado o huevo cocido, pasado por agua, en tortilla o frito y de postre un yogur de fruta, con arándanos desecados y un poco de canela molida en el yogur. Hay expertos en nutrición que recomiendan un huevo diario, nosotros lo tomamos diariamente. No hay nada mejor que experimentar un vigor asumible. La sensación de sentirse joven después de haber cumplido los setenta, a la que yo aludo, está relacionada con estas buenas prácticas, tanto en lo referido a la alimentación como al ejercicio físico. Es necesario estar bien alimentado para soportar este ejercicio continuado. El hombre que llegase a optar por el ejercicio de pesas antes de comer al mediodía, debe tener en cuenta la respiración, y si no sabe acompasar la respiración con los movimientos se debe asesorar por un experto en culturismo, es muy fácil y conveniente. Sin olvidar ponerse un cinturón ancho para proteger la espalda. Hay cinturones adecuados para el ejercicio de pesas y máquinas; también puede valer una faja fuerte.
Nosotros, los humanos, somos un laboratorio andante y lo sabemos. En nosotros se dan un sinfín de procesos que algunos terminan en funciones o decisiones a lo largo de nuestra vida. Lo que somos hoy, es el fruto de nuestras decisiones pasadas, y hoy entramos en un momento clave de nuestra vida. Hoy tenemos que acometer la decisión intrascendente de cómo queremos vivir estos últimos años, como queremos llegar a la meta, y si queremos llegar al final del camino en un estado de salud aceptable; contando con que la enfermedad no se cebe con nosotros. Una vez que la unidad de procesamiento ha decidido lo que tenemos que hacer para el bien de nuestro organismo, lo tenemos fácil. El conocimiento y las experiencias son básicas para tomar decisiones acertadas y sin riesgo o con el mínimo riesgo.

Andar es vida, ejercicio es salud
Combate la enfermedad con el ejercicio. ¡Anticípate!
¿Qué es el ejercicio físico? Es sencillo y fácilmente entendible, se deben mantener todos los miembros del cuerpo y órganos internos activos y firmes, ello se consigue a través del movimiento y la resistencia.
Cualquier tipo de actividad física ejercida con moderación es buena, salvo casos en los que el médico lo desestime, pero si no tenemos ningún impedimento, debemos, a diario, someter al cuerpo a una o dos horas de ejercicio.
El gimnasio es el lugar recomendado para iniciarnos, máxime si queremos que todos los grupos musculares del cuerpo se desarrollen uniformemente, lo que llamaríamos ejercicio integral. Pecho, abdomen, brazos, piernas, hombros y espalda.
En el caso de tener una edad avanzada 60/70 años, la finalidad del ejercicio es de mantenimiento moderado, y las series deberían ser largas pero de poca resistencia.
Para los que no puedan ir al gimnasio, decirles, que andar sobre dos horas diarias es suficiente.
Seamos sensatos y adoptemos hábitos saludables que alejen la enfermedad de casa, el estar enfermo es un incordio para el enfermo y para los familiares. Sabemos que es un engorro dedicarle dos horas al ejercicio diario, pero ello redunda en veintidós horas diarias de bienestar. Y nuestra familia tranquila y feliz lo agradece.
Como podrá apreciar el lector, mi léxico no es pródigo en términos científicos, sobre todo, por dos o tres razones: porque no lo estimo necesario en base al objetivo que se pretende conseguir; y porque baso mis apreciaciones en hechos consumados, hechos prácticos suficientemente experimentados; y porque el objeto de este capítulo es imprimir ilusión en la vida de aquellas personas, que por el hecho de haberse jubilado puedan pensar que ya está todo hecho. Y no hay nada más lejos de la realidad. Es ahora cuando empieza una etapa en la que se necesita vivir para uno mismo y para la esposa o compañera, sin dejar de lado a los nietos, si así se les quita carga a los hijos.
Nunca pensar que se van a aburrir por no tener nada que hacer, ahora les faltará tiempo si quieren estar activos, haciendo cosas que eleven la autoestima personal, el bienestar de la familia y el bienestar de uno mismo con mejor calidad de vida; ya está bien haber trabajado cuarenta años para el progreso de la empresa y el mantenimiento del Estado, madrugando a diario, y sujeto a una disciplina férrea. Ahora los compromisos empiezan a ser otros que, generando más satisfacción, se disfruta más de ese buen estado de salud que podamos tener o podamos conseguir. Por eso, nuestro objetivo de vida, vamos a fundamentarlo en mirarnos por nuestra salud y disfrutar de ello.
Sí tenemos la referencia, de que personas que se han cuidado han llegado a los ochenta años y a los noventa, y muchos de ellos de manera saludable; esto nos lleva a imaginar que aquellos metidos en los sesenta y cinco, si mantienen pautas de forma regular, acostumbrando al organismo a un leve esfuerzo, este se preparará para soportarlo y conseguiremos que se mantenga sano y fuerte.

Bicicleta estática
He llegado a la conclusión en el culmen de la pandemia del coronavirus, que mis prácticas gimnásticas durante diez años en el piso, me han sido altamente útiles. En estos días se ha consumado el acierto de mis rutinas y mí argumentación.
Mi programa de ejercicios diarios, ahora más necesarios que nunca, certifica que no hay otra forma de eliminar ansiedad creada por este confinamiento tan largo y desesperanzado. Y si pones la TV, todas las cadenas informan al unísono de que los contagios y las muertes están bajo control, que no hay temor de que esto se extienda mucho más, y que cada uno cumpla con su deber manteniendo el confinamiento. El día 31 de marzo 2020, según las autoridades sanitarias, iban por 94.417 contagiados; 8.189 fallecidos; 20.000 recuperados y 5.607 ingresados en UCI. Son cifras muy alarmantes que no pronostican una vuelta a la normalidad en breve.
Estoy por asegurar, que llega el verano y permanecemos en casa, aunque mi impresión es que se reduzcan los contagios bastante; espero que el virus pierda virulencia con el calor.
De todas formas, el “Método Levita”, fundamentado en andar, entretiene y distrae, al tiempo que tonifica al organismo con los brebajes de frutas tropicales y antioxidantes que me hago; la vitalidad permanece activa haciéndose notar menos el paso de los años. Mientras uno no sienta desgana o pereza para ir a hacer la compra y que la mujer atienda la casa (jubilados) es porque los efectos del método están dando buenos resultados.
Quitar el polvo a la bicicleta estática: media hora andando y otra media hora después de cenar dando pedales facilita la digestión; eso sí, frente a la TV y así se puede ver una película, documental o noticias repetidas. Y si es en Tele-Madrid “Madrileños por el Mundo”; en otras comunidades “Ciudadanos por el Mundo”. No hay nada mejor para viajar y hacer turismo desde casa. Este programa también quita tensión y ansiedad, y si además estamos dando pedales le damos mayor realismo al esparcimiento cultural en el ámbito internacional. Es un lujazo de programa, no porque lo haga el periodista, que también, sino porque los entrevistados conocen el lugar a fondo como lo puede conocer un guía turístico; y explican con todo detalle las peculiaridades de cada lugar: historia, orígenes, evolución y progreso económico, medio de vida, museos, centros religiosos… Si cualquiera de nosotros viajásemos a estos lugares por nuestra cuenta sería difícil que llegásemos a conocer la diversidad de aspectos que nos muestra el programa de Tele-Madrid.
No está en mi ánimo decir que mi rutina es la mejor, pero sí decir que es la que mi mujer y yo seguimos desde hace diez años y nos va muy bien.
Nacer y vivir con coherencia
Desde que nacemos, gozamos de varias etapas en la vida que nos van marcando, nos van haciendo personas: la niñez, en la que la vida es juego; la juventud, en la que alternamos otros juegos con el estudio; adolescencia, estudios superiores o principios de actividad laboral; edad adulta, etapa predominantemente laboral o profesional; jubilación, etapa que comprende de los 65 años a la senectud. En los 20 primeros años de esta etapa final aún se pueden recuperar ilusiones y emociones no vividas pero si sentidas: es lo que llamaríamos una nueva juventud, no plena, pero sí ilusionante en varios aspectos; vuelves a tener libertad total para hacer lo que te plazca. Hasta los veintidós años la libertad y el tiempo eran de tus padres, y te la daban dosificada, para no interrumpir el proceso de formación intelectual y en muchos casos laboral, lo que te catapultaba al mundo del trabajo. Después, tu tiempo podía ser del Estado, de la empresa privada o de tu propio negocio. En la siguiente etapa, aunque esperabas ser más dueño de tus decisiones, la responsabilidad de crear una familia te obligaba a buscarte un trabajo o empezar a ejercer según la carrera elegida y superada.
En la siguiente etapa se entra en un tiempo de rutina en el que lo primordial es el mantenimiento de la familia, la educación de los hijos, su formación y el orientarlos a la vida familiar como la que se está viviendo. Sin dejar de lado la hipoteca del piso y el cumplimiento riguroso de las responsabilidades con la empresa o con el Estado, si te hiciste funcionario. O sea, que el tiempo de tu vida es tuyo, pero lo tienes tan programado por las exigencias que tú mismo te vas marcando, que no te puedes permitir ni un respiro en el que puedas dedicarte a ti. El trabajo, los hijos, la mujer o marido te absorben todo el tiempo.
Los años van pasando, los hijos se han casado y como el ciclo de vida sigue, ellos tienen hijos, ¿y dónde van a parar en muchos casos? A manos de los abuelos, para que no les falte distracción en su poco tiempo libre. Eso es lo que pensarán los hijos.
Cuando llegamos a esta última etapa, quizá la más maravillosa, se empieza a hacer presente la jubilación y tenemos que ir disponiendo qué hacer para no estar ociosos, empleando el tiempo en cosas útiles y que a la vez nos proporcionen placer y gozo para el espíritu y por qué no para el cuerpo.
Y por fin hemos llegado a esta etapa magnífica en la que vamos a vivir en plenitud: lo primero, sin dejar de querer mucho a los nietos, haciéndoles comprender a estos y a sus padres, que queremos vivir lo que no hemos vivido hasta el momento, en plenitud –tiempo habrá para compartirlo con ellos en primer lugar- con las limitaciones propias de nuestra parte humana o física y nuestras relaciones con la familia y el entorno. No faltará el día en que tengamos que afrontar alguna sorpresa y no siempre placentera.
Es ahora, en la jubilación, cuando empiezas realmente a ser dueño de tu vida, de tu tiempo y de todas tus acciones.
En estos comienzos de la última etapa empieza nuestra deseada y renovada juventud, y más gozosa que etapas anteriores. ¿Por qué más gozosa?
Porque ahora saborearemos mejor la vida.
Porque celebramos el haber llegado a este momento.
Porque nos alegramos de ver a nuestros hijos y nietos encarrilados siguiendo nuestra estela.
Y si no tenemos hijos, nos alegramos porque se ha cumplido la voluntad de Dios y nosotros la aceptamos.
Porque hemos llegado a esta etapa con buena salud y la vamos a mantener.
Y si hemos llegado con mala salud, vamos a luchar por mejorar y evitar la aparición de otros males.
Para todo ello se requiere una voluntad de hierro. Pero el que ha llegado hasta aquí, ha tenido que salvar obstáculos como castillos de grandes y aquí está, pletórico o con algún achaque. Y vamos a hacer una cosa, si el achaque se puede curar curarlo (vamos a poner toda la carne en el asador); y si no se puede curar, nos vamos a hacer amigos de él; no podemos vivir ni un momento amargados, hay que ir adelante, tomando siempre las precauciones para el viaje.
Si antes no nos hemos planteado la lucha contra la enfermedad, ha llegado el momento de hacerlo. La enfermedad planea sobre muchas cabezas; está fuera pero cerca o está dentro y aún no se ha hecho presente o visible. No nos ha de preocupar porque permanecemos ojo avizor. La vamos a mantener a raya. Según acabamos de leer, el “Método Levita” nos habla de que hay medios preventivos, y el mismo método contribuye a que ciertas enfermedades no se desarrollen en nuestro organismo para que no obstaculicen nuestro nuevo plan de vida. Me admiran los japoneses cuando a primeras horas del día se reúnen en grupo, se ponen a hacer gimnasia para estimular al organismo al tiempo que le transmiten que tiene que estar en disposición de poder realizar a lo largo del día otra serie de actividades elegidas por su dueño. El organismo que es sabio, crece, se afianza, se prepara contra el esfuerzo y responde positiva y saludablemente. En la isla Okinawa, la media de edad es de 90 años y un porcentaje alto de sus habitantes superan los 100 años de edad.
El organismo sabe que en gran medida está regido por la voluntad que parte del cerebro y que planifica una lucha preventiva, ayudando a su curación en más de una patología.
Existen dos razones que nos han de llevar a buscar la buena salud: la primera, evitar ser una carga para tu familia, pues todos están ocupadísimos en sus cosas, ni tampoco ser carga para el Estado, la segunda, estar en condiciones óptimas para servir al Señor: colaborando con organizaciones dedicadas al auxilio de los pobres y marginados. Para prestar este servicio hay que estar en plenas facultades. ¿Cómo se sirve a Dios eficazmente? Sirviendo a la humanidad, a tu país, a tu pueblo, a la gente cercana, a la familia… Aceptando que Dios es dueño y Señor de la vida, que Él la da y Él la puede quitar.
Veamos el pasaje bíblico de la gran cosecha: Lucas 12, 19-20

Juventud divino tesoro
Volviendo a esa etapa de los 18 a los treinta años, a esa juventud fogosa, que se vive tan alocadamente, impulsados por la propia energía que desprende el organismo.

Hace acto de presencia la responsabilidad de crear una familia
Viene un periodo de relajación y de responsabilidad: la familia, la hipoteca, el coche, el temor a ser despedido en algunos casos…

Este tiempo puede ser idílico si nos lo sabemos montar
Es en la jubilación cuando únicamente eres dueño de tu tiempo, sin el temor a que te echen del trabajo, o te quiten el piso –siempre que lo hayas pagado- porque si no, te puede ocurrir de todo, en los tiempos que corren. Es ahora, en tu tiempo, cuando puedes cuidarte y hacer lo que no pudiste hacer antes, entre otras cosas ir a bailar cualquier día de la semana. Nuestra oferta, a raíz de nuestro descubrimiento, es otra alternativa más que se puede alternar con otras actividades.
No debemos esperar la vejez sentados en un sillón. Aprendamos de los actores de teatro, que no les importa que les sobrevenga la muerte actuando en el escenario.

En los comienzos de la última etapa
Los jubilados entramos en una etapa en la que podemos hacer todo aquello que no pudimos cuando trabajábamos. Lo último, estar sentados en el sofá mirando la tele, ello mermaría nuestra intelectualidad y nuestro sentido crítico, al ver que otros piensan y hablan por nosotros. Y como esta etapa puede ser larga, dado las previsiones actuales, no está demás planificarla y crearse hábitos saludables.
Para tener una salud óptima, no hay que dejar ningún resquicio abierto por donde pueda entrar malestar, incomodidades, dolores o la enfermedad propiamente dicha. Las bacterias y los virus están permanentemente al acecho, bien sea fuera o dentro para actuar en nuestro organismo y establecerse creando su propia flora microbiana. Donde la prevención falla entra en juego el proceso curativo, que a veces es más agresivo para el organismo porque puede dañar partes sanas.
Si quieres volver a experimentar la sensación de una nueva juventud, has de saber que es necesario cambiar algunas cosas, nada que sea bueno nos va a salir gratis.
Si decidimos tener una salud saludable, las decisiones a tomar pueden ser difíciles o fáciles, según se mire. Para mí, el dejarme del tabaco y del alcohol ha sido sencillamente decidirlo, no he necesitado de más zarandajas: hoy fumo, soy fumador; mañana no fumo, no soy fumador. Si decidimos vivir con la enfermedad o no nos preocupa, (quede claro: enfermedad atraída, buscada), ancha es Castilla; viva la Pepa. Mantener todos los hábitos nocivos que hayamos podido adquirir y seguir pensando que necesitamos seguir con el hábito para poder vivir, es algo totalmente erróneo. No está demás que nos pongamos en manos de Dios para que Él decida sobre nuestra vida, para que Él disponga el día de nuestra muerte. Pero, si nos ilusiona seguir aquí, porque tenemos una familia maravillosa, sería más que razonable que pusiéramos algunos medios para qué, al menos el tiempo que estemos lo hagamos con la mejor salud posible.
En la vida se van cubriendo objetivos, que dependiendo de las pautas que sigas, irás fortaleciendo la salud o caerás en una rampa descendente que te llevará de sobresalto en sobresalto. El organismo, en la juventud –de los veinte a los cuarenta años- soporta todo, aunque también hay sustos: bebes, comes, corres, trabajas, todo le está bien, incluso haciéndolo en exceso; cuando entras en los cuarenta o los cincuenta, ya empiezan a aparecer los primeros síntomas de envejecimiento y ya tienes y debes prestar más atención a los avisos que da el cuerpo de que algo no funciona a la perfección, es el momento de contrarrestar alguna deficiencia o dejar algo que puede estar dañándote por dentro y tú no te habías dado cuenta. Cuando nos observamos con objetividad y vemos que el daño es evidente, no debemos hacer como hace el avestruz, esconder la cabeza por miedo y continuar viviendo como si no pasara nada, tenemos que afrontar el problema y buscar la solución. Si a nosotros no nos importa sufrir cierto mal, pensemos en los trastornos que originamos a la familia y que a ella si le importa si nos tienen que llevar a urgencia y si nos quedan ingresados por unos días; todo esto son muchas molestias para hijos o nietos y esposa; algo así puede sucederle también a la mujer, y los trastornos que origina serían los mismos.
¿Qué es aquello que puede llevarnos, un día, deprisa al ambulatorio o a urgencias del hospital? El llevar años fumando, el beber en exceso diariamente, el comer demasiado y engordar en exceso, los dulces por exceso de azúcar… Todo esto a la larga nos perjudica interiormente, y un día, el daño da la cara; aparecen los síntomas, y si no tomamos las medidas rápido lo lamentaremos después; esto sí es razón para plantearnos un cambio drástico en los hábitos. La salud es primordial, y la vida en todas sus facetas, también. Los sacrificios significan sacrificio los primeros días, después, es entrar en la dinámica de la recuperación de la salud perdida, ello si aún estamos a tiempo de recuperarla. No lleguemos nunca al extremo de tener que dejar algo por sentir la muerte en los talones, empecemos antes el cambio y disfrutaremos de una vejez más gozosa.

Andar es vida, 2ª Parte
Si en estas edades comienza la decadencia, hemos de contrarrestarla con hábitos saludables: lo primero, dejar el tabaco, lo segundo, puede ser cambiar los cubatas por cerveza o vino y moderar los atracones de comida, especialmente la carne y sobre todo el exceso de grasa y de dulces (azúcar). Lo recalco, hemos de saber que la segunda juventud no es gratis.
Hay que entrar en esta etapa con la pretensión o la creencia de que vamos a seguir tan sanos y fuertes como hasta ahora, cometeríamos un error si no entramos en un estado de sacrificio y privaciones. El cuerpo se empieza a resentir por un esfuerzo continuado y unos hábitos nocivos, y esto nos lleva a plantarle cara y ejercer nuestra voluntad como medida de choque.
Tenemos que cuidar lo que hacemos, dejarnos de excesos y disfrutar de la vida: del aire sano, los alimentos sanos, conocer las carencias que padece nuestro organismo y suplirlas con suplementos nutricionales, si no queremos después atiborrarnos de pastillas. Y lo que es más importante, hacerle creer al cuerpo que la vida sigue y que tiene que seguir activo, cumpliendo fielmente con todas sus funciones, que para ello tú te encargarás de mantener bien cuidados todos los órganos.
Tenemos otras alternativas para los que no quieran o no puedan ir al gimnasio, estos podrían andar en la calle buscando el itinerario con menos obstáculos y menos tráfico de coches, cogiendo itinerarios que se necesiten sobre treinta minutos de ida; siempre intentando estar una hora; después completaremos las dos horas en otra vuelta por la tarde. Nunca dejar grandes espacios de tiempo en el medio sin hacer nada.
Dos horas de ejercicio diario nos ayuda a no caer en un estado amorfo, que podría ser excesiva obesidad: barriguita, culo, michelines… Lo ideal son dos horas repartidas en tres sesiones. Una hora andando nada más levantarnos; media hora antes de comer con ejercicio de peso (mancuernas de 2 a 10 kg por unidad) y la otra media hora después de la cena en bici estática o la misma media hora andando. Fortaleciendo y dando forma a las piernas.
Si lo dicho nos puede llevar a una mejor prevención de la enfermedad, no debemos olvidar otro aspecto no menos importante, como es potenciar nuestras defensas. El mantener al organismo con unas defensas fuertes puede significar una barrera inmunitaria ante muchas enfermedades. No olvidemos: ejercicio moderado, alimentación saludable, y potenciación de las defensas. Tres pilares para la buena salud.
Recalco el por qué hemos de saber que sentirse joven por dentro nunca es gratis, salvo en aquellos que son tocados por el dedo de Dios, que coman lo que coman y beban lo que beban se conservan finos y fuertes. Incluso, los hay, que mueren en edad avanzada y con el cigarro en la boca. No me imagino yo aquí todavía si hubiera seguido fumando, y mucho menos haciendo ejercicio todos los días como hago sin sentir un atisbo de cansancio mental ni físico; entrenando con pesas sí se siente cansancio entre serie y serie, pero en tres minutos uno se recupera.
Sería un error pensar que vamos a seguir siendo jóvenes siempre, pero si venimos de una etapa en la que nos hemos visto obligados a luchar, no solo en el aspecto laboral sino en la vida misma en cuestiones personales: como hipotecas, relaciones de pareja, hijos, despidos, cambios de residencia, etc., hoy, cuando todo eso quedó atrás, surgen otros desafíos, otras metas, no hay por qué dejar de luchar. En este caso no por obligación sino por gusto, quizá por mejorar algunos aspectos físicos o en nuestras relaciones sociales.
Con el trabajo también se abandonan ciertas aficiones. Luego está el interés en cuidarnos a nosotros mismos, tanto el hombre como la mujer; ver si tenemos alguna carencia en la alimentación, no es nada saludable llegar a los 70 con dolores de rodilla o de espalda, si podemos prevenirlo mejor que mejor. Es preferible tomar algún suplemento alimenticio como prevención, que pastillas para ocultar un mal crónico, que por otra parte, de existir, siempre es recomendable tratarlo médicamente.
El asunto no es revelarse contra algo inevitable, fruto de nuestros malos hábitos, cosa que hay que afrontar con resignación, sí debemos tratar de evitarlo si estamos a tiempo de llegar a esos extremos. En varias partes de este capítulo hago recomendación del ejercicio, pero siempre tenemos varias alternativas para los que no puedan o no quieran ir al gimnasio. Quiero dejar patente, que el ejercicio, quizá los más saludables, sean, andar y nadar, pero así como las bicicletas son para el verano, las piscinas también lo son, con sus excepciones; como ya hablé de las pautas de andar diariamente en la calle o alternando calle y casa; a primera hora de la mañana una hora, en casa, calle, parque o campo; si es fuera de casa una idea podría ser media hora de ida y media hora de vuelta, buscando un itinerario con pocos o ningún obstáculo. Después se completarían las dos horas, media hora antes de comer y la otra media antes o después de cenar. Los días de ejercicio de fuerza o resistencia antes de comer; con mancuernas de poco peso inicialmente; cuando uno solo necesita ejercicios de mantenimiento, la resistencia se ha de hacer con poco peso, bien sea con mancuernas o con máquinas. No olvidarse de hacer ejercicio de calentamiento antes de las pesas, de ahí la conveniencia de andar media hora. Me gustaría destacar que en todos los casos la media hora de andar antes de comer es imprescindible hacerla a diario en la calle, y a esta hora, se hagan pesas o no. ¡Que se hacen pesas! Media hora de calentamiento es necesario. ¿Y por qué es necesario andar a diario media hora en la calle antes de comer? Para sintetizar de forma natural la vitamina D. Haciéndolo cuando los rayos del sol caen más verticales y más fuertes, recomendaciones dadas por un ilustre científico. Aun así esto es opcional, unos lo harán, otros no lo harán. Y de cara al calentamiento, el ejercicio aeróbico es básico, predispones al organismo al esfuerzo que tiene que hacer después. El corazón riega con fuerza y las articulaciones ya están preparadas.
Los ejercicios constan de series y las series de repeticiones. Cada vez que se trabaje un grupo muscular conlleva hacer tres series de seis repeticiones. Si el peso es muy liviano se pueden hacer doce o quince repeticiones. Grupos musculares: Dorsal, pecho, hombros, brazos, piernas…
En casa y por la noche después de cenar, 30 minutos de bicicleta estática mirando a la tele si se quiere, o andar media hora para completar las dos horas al día; de esta forma, viendo la tele, mataríamos dos pájaros de un tiro, vemos 24 horas, y así estamos al corriente de las noticias y del contubernio de Cataluña; este año en general, está siendo pródigo en hechos vergonzosos. Quisiéramos ver otras cosas, pero esto es lo que hay. La elección del programa y de la cadena televisiva es opcional, lo importante es aguantar 30 minutos dando pedales y si quieres otros 30 antes andando. Por supuesto que en casa. A estas horas no procede salir a la calle si no es riguroso verano. Sugiero, que lo verdaderamente cómodo es hacerlo en casa o según la época del año y el lugar, pueblo o ciudad. En un mes se empiezan a ver resultados.
Me consta que pocas personas tienen la voluntad y posibilidad de salir a la calle en las grandes ciudades y andar esas dos horas diarias; de no querer o no poder hacerlo, se debe optar por andar en casa. A estas personas yo les anuncio que el andar en casa les va a traer los mismos beneficios, en otro apartado ya lo explico. Lo importante es andar; me atrevo a decir que el andar es vida, por cómo repercute en la salud. Aunque sigamos manteniendo un notable perímetro de barriga, uno se siente más ágil si se acostumbra a esta rutina diariamente, con la posibilidad de seguir abrochándose los zapatos, y creo que por dentro, en el organismo, queda todo más sujeto. Ni que decir tiene, que cuando uno quiere dar un giro a su vida de 180 grados, es aconsejable decírselo al médico de cabecera, él como vigilante de nuestra salud nos recomendará siempre lo mejor.
Ha podido observar el lector, que en un apartado digo una cosa y en otro otra; nada es contradictorio, lo que se pretende con eso es dar opciones diversas, alternativas diferentes, a que se haga aquello que más se ajuste a su tiempo y a sus deseos. Si el lector opta por hacer ejercicio de resistencia (pesas o aparatos), alternándolo con el andar, es conveniente que vaya unos meses al gimnasio para que los monitores le enseñen sobre el tipo de pesas o resistencia que debe usar en cada momento y sobre la respiración, siempre acompasarla a los movimientos, algo básico cuando uno se inicia. Después, lo puede hacer solo en casa. Sin olvidarse del cinturón ancho para prevenir dolores de espalda o una faja fuerte. También hablamos de andar en la calle y andar en casa, las dos fórmulas son beneficiosas; cada uno debe hacer lo que más le guste.
Aunque pueda parecer que me dirijo a los hombres, el verdadero deseo es que lleguen las recomendaciones tanto a hombres como a mujeres, porque es la pareja la que se debe beneficiar de las bondades del ejercicio, para que sean los dos los que disfruten. Es bueno que tengamos presente que aunque debamos soportar sobre dos horas diarias de incomodidad por el esfuerzo, a cambio, tenemos veintidós horas diarias de relajación; alto grado de plenitud al no sentir dolores, ni tensión, ni flojedad… Es tal satisfacción que se siente cuando se está bien, que sin querer nos sale esta frase, “esto no es pagado ni con dinero”, y en cierto modo es correcto. Cuesta el mismo dinero la alimentación adecuada -puesto que es referido a una alimentación variada-, pero lo fuerte está en el tiempo que nos quitamos de hacer otras cosas para poder dedicarlo al ejercicio, en espera de una mejor salud, esto es lo que más cuesta superar.
Es conveniente resaltar, que aunque el libro está al alcance de cualquiera, y la alimentación saludable combinada con el ejercicio moderado le conviene a todo el mundo, a partir de los treinta, a partir de los cincuenta o sesenta es prioritario. Y todo, porque si queremos empezar nada más jubilarnos, que sería una necesidad, es una ventaja que ya estuviéramos familiarizados con el ejercicio, para que no se nos haga un poco cuesta arriba. Realmente este capítulo con el “Método Levita”, en busca de la nueva juventud, es especialmente para los jubilados, personas de sesenta y cinco años en adelante, cuando ya se goza de más tiempo libre y se puede distribuir el tiempo en lo que más convenga.
Es una gozada que el ejercicio y la misma alimentación sea para los dos, para la pareja, y preparen todo los dos de común acuerdo, aquellos platos que más les satisfagan, que menos engorden y que den más vitalidad.
No debemos llegar a la jubilación y vivir los primeros años con desgana, como resignados a la frustración, sin confiar en nuestras propias fuerzas. De hacerlo, sí que tendríamos una vejez prematura, pero no por nuestra propia naturaleza, sino atraída o buscada por nuestra errónea actitud y nuestra negatividad.
De ahí el objeto de este libro, sobre todo este capítulo. Jamás lleguemos derrotados a la jubilación, sino con la ilusión y el espíritu de vivir una nueva juventud.
No obstante tengo algunas dudas de que el “Método Levita” se asuma con naturalidad y entusiasmo y que muchas parejas lo pongan en práctica a poco de conocer las pautas; seguro que saldrán algunas discrepancias cuando se trate de usar el piso como una pista de ejercicio. Pero todo radica en tener una visión amplia y amable del poco costo que representa y los beneficios que se pretenden conseguir.

La cara menos amable del Método
Al llegar a esta edad, con una juventud mermada por los años, sí se mantiene el espíritu fuerte y la ilusión que se tuvo años atrás, puede dar lugar a un estado muy vitalista y entusiasta.
El enfoque que queremos dar a las personas que acaban de jubilarse, es que no está todo perdido ni acabado. Lo que se ha acabado es el trabajo y la disciplina horaria y a cambio uno dispone de mucho tiempo para dar rienda suelta a la imaginación. Lo que nunca se debe asumir es ser un estorbo en casa.
No es trasnochado pensar que la mujer que lleva años dedicada a los hijos, a los nietos y a la casa mientras el marido estaba fuera, ahora que el marido está jubilado y permanece gran parte del día en casa, se le trate poco menos que como un estorbo, y todo porque le pise el suelo que tanto le ha costado barrer y fregar. Y si eso empieza así empieza mal. Nadie debería ser esclavo de la casa y sí la casa esclava de sus dueños. Y pongo un ejemplo para reforzar mi teoría. Se rompe un jarrón, un frutero, una maceta… se pierde algo valioso o no tan valioso y son muchas las mujeres y algunos hombres que pondrían el grito en el cielo, y no sería la primera vez. Y todo porque no han caído en la cuenta que lo verdaderamente importante en la casa son ellos, el matrimonio y los hijos, las cosas son secundarias, y jamás deben ser motivo de disgusto; ¡que se puede se repone!, ¡que no se puede reponer se olvida y se pone otra cosa en su lugar! Cuando uno descubre que se quita de muchas discusiones por este motivo o porque se puede ensuciar el suelo con las pisadas, la concordia y la paz vuelve a casa. Un día estando vendiendo cuadros a domicilio, llamamos a una casa y la mujer muy amable nos dijo que pasáramos, eso sí, subidos a unos trapos que tenía en el suelo para las visitas, supongo, cuando tuvieran que desplazarnos de un lado a otro en el salón lo hicieran arrastrando los pies. No nos quedó más remedio que hacerlo si queríamos intentar venderle un cuadro. No sé si le vendimos algo pero sí recuerdo que tenía el piso como la patena de limpio. Para mí esa mujer era una fanática de la limpieza, una verdadera esclava del piso. En cierto modo una esclava de la limpieza y una esclava de su propia vida.
El hombre es un ser inteligente y todo lo que sea susceptible de ser mejorado se debe mejorar, si los zapatos que vienen de la calle traen polvo y manchan el suelo, es muy fácil, se los quita uno y se pone unas zapatillas, si es la hora de empezar a andar por casa. Yo jamás me he planteado esto, pero es de personas civilizadas hacer las cosas que afecten a la pareja de mutuo acuerdo.

Cero enfados, cero discusiones infructuosas
En definitiva, me gustaría que todos los lectores lo tuvieran en cuenta: lo más importante en una casa son las personas, y no se deben nunca enfadar por la rotura de algo, una pérdida de un objeto, o una comida poco hecha, todo ello son fruto de errores involuntarios, sean de cualquier índole. Cuando se está enfadado por una discusión el organismo está sufriendo también; el cerebro no lo entiende al no haber causa, y se siente mal, vienen malas ideas a la cabeza. Aun en el extremo de que se llegase a pensar que tu pareja se equivoca mucho porque no es tan inteligente como tú, sería razón, por la cual se le debería tener mayor compasión y más respeto. Y pensar además, que en otros asuntos es posible que tu pareja sea infinitamente más inteligente que tú. Y para concluir, evitar las discusiones por estas causas, y si puede ser por todas, mejor. Hay una frase que dice algo así: ¡Cómo uno puede hacer daño a su otra mitad! Se refiere, a la pareja.
Se da la paradoja que hay algunas familias que discuten mucho, que están siempre a voces y se quieren luego muchísimo. Entonces digo yo: si tanto se quieren y ven que esas discusiones no mejoran nada y no evitan el seguir cometiendo errores (la Madre Teresa de Calcuta dice: que lo más fácil es equivocarse), si no se adelanta nada discutiendo, ¿para qué discutir? Yo, particularmente, tuve una época que me enfadaba mucho cuando otros cercanos a mí cometían algún error y viendo que aquello se hacía crónico o podía terminar mal algún día, decidí no enfadarme, y comprendí que lo más sensato es trabajar en armonía y confianza con los compañeros de trabajo y si es en familia con más motivo. La respuesta está: en que tú y también tu marido o tú y también tu mujer, cuando se equivocan lo hacen involuntariamente, y vale infinitamente más mantener la armonía y la serenidad que la pérdida que se haya podido producir como consecuencia del error cometido. El entendimiento, la sana relación entre los trabajadores, y el entusiasmo en el trabajo, no se pagan con nada. Es algo, que si sale del alma es gratuito y se puede considerar de una gran riqueza.

62 hombres longevos, llenos de salud y actitud positiva
62 hombres longevos, ejemplos de buena salud y amantes de la vida sana, que potencian la salud con ejercicios corporales. Algunos, habiendo superado operaciones quirúrgicas, mantienen la misma actitud positiva.
Todos comparten la misma tendencia, andar y andar y no estarse quietos.
Todos ellos, de forma coincidente, conocen el perjuicio del tabaco, la gran mayoría ha fumado y tuvieron la genial idea de dejarlo antes de que el tabaco les dejara a ellos.
A la gran mayoría le gusta una gotita comiendo o antes de comer.
De la alimentación hemos hablado poco, pero, si alguno dijo algo al respecto fue, que su comida era normal, variada, un poco menos cantidad, pero normal: legumbres, pescado, algo de carne, aceite de oliva, y mucha verdura y fruta. La dieta mediterránea con productos de la tierra.
Todos han trabajado hasta la extenuación casi desde niños, y siguen con el mismo espíritu inquieto: hoy quince años o veinte después de jubilarse, más de uno sigue trabajando en la huerta o en la viña. Todos sin excepción, siguen dando grandes paseos en la calle o en el campo, y paseos, excepcionalmente, en el pasillo de casa, que sin ser tan reconfortante, también tienen sus ventajas como más adelante repetiré. Han aprendido esta nueva modalidad de andar en casa obligados por el confinamiento y la pandemia.
No es necesario subrayar, que la relación ejercicio salud no son matemáticas exactas, la buena salud no solo es consecuencia del ejercicio físico, también está sujeta al factor suerte, genética, alimentación, ambiente… factores que sí pueden determinar el grado de autonomía en edades avanzadas, pero qué, acompañados de un ejercicio moderado e integral, sí puede llevarnos a un fortalecimiento de los órganos internos, músculos, huesos y articulaciones, lo que nos hace más resistentes a los quehaceres cotidianos: más fuerza, más elasticidad, más fondo, más equilibrio, más estabilidad.
En resumidas cuentas, la fecha del último viaje nadie la conoce, pero sí es bueno ahuyentar dolores y achaques, quizá los últimos años son más proclives a que aparezcan, pero cuanto más tarden en llegar mejor. Nuestra determinación ha de ser una lucha constante contra la vejez, eso sí con sentido del humor y sentido común, sin enfadarnos; el mantener el deseo de sentirse joven y vigoroso no está reñido con el deterioro natural que día a día hace acto de presencia en nosotros, y eso sí nos obligará a bajar la intensidad y el ritmo del ejercicio, pero no nos sentaremos en el sillón por sentirnos vencidos: “figura hasta la sepultura”. Siempre que podamos, cuando andemos, permanezcamos erguidos, mirando hacia adelante con el deseo y la determinación de no rendirnos jamás. Mi padre decía: “hay que seguir adelante aunque sea con las tripas en las manos”. Sepamos que este dicho seguramente viene de los soldados que estaban en el frente en tiempos de guerra. Pero que entendiendo su significado en ese contexto, se puede aplicar también en tiempos de paz. Que no te hunda, por desanimo, ninguna caída, levántate y sigue adelante.
Tengamos en cuenta esto: no se insta a nadie a salir corriendo; a nuestros años las cosas se deben tomar con relativa prudencia, pero sí a que sigamos ejercitándonos a pesar de nuestra edad; de forma regular debemos andar con paso firme y decidido y dejando atrás todo tipo de vacilaciones que puedan incidir en nuestra confianza de seguir manteniendo nuestro espíritu joven, sobre todo, aquellos que se encuentren sanos y quieran mantener la salud del cuerpo aún con el paso de los años. Y aquel que tenga dudas de si puede andar o quedarse sentado, que visite a su médico y le consulte, él le recomendará lo mejor para su estado de salud.
Las personas que una vez jubiladas dedican dos horas diarias al movimiento, traducido en andar, crean una barrera contra los pequeños achaques; los dolores desaparecen, el cuerpo se tonifica, los órganos se sienten estimulados para cumplir con su misión, y las articulaciones se fortalecen a la vez que se vuelven más elásticas.
Si le acostumbras al cuerpo a andar, cada día te pide más; el cuerpo quiere estar sano y agradece que tú se lo permitas y le ayudes.
Según he ido contactando con los más longevos del pueblo, repartidos por todos los barrios, he constado cierta admiración en personas más jóvenes hacia estos mayores de 80 años, que dotados de una salud de hierro, y una actitud imbatible, no paran en el hábito de ejercitarse, unos con la bicicleta estática y otros con otras máquinas instaladas en los lugares de ocio; pero, como norma general, andar mucho; es su espíritu lo que les lleva al ejercicio con movimientos de todo el cuerpo, y es el ejercicio lo que les previene de dolores e impedimentos para hacer o llevar una vida normal sin dependencia de familiares u otros cuidadores.
Consultada la creen de la creen en longevidad masculina, llego a la conclusión, que independientemente de la naturaleza genética, en estos casos, el ejercicio les ha llevado a una longevidad manifiesta, visible a todas luces; destaca en todos ellos una actitud positiva, ello en el trabajar o hacer diversos ejercicios, todos ellos encaminados a fortalecer el organismo. Lo que me lleva a pensar que la buena salud de la que gozan la mayoría, es fruto de la actividad constante y no de la longevidad. Pues uno puede vivir muchos años con muchos achaques y por el contrario, si se hace ejercicio, con pocos o ninguno. Siempre debemos diferenciar aquellos órganos que no se ejercitan físicamente, como es la vista y oído. Estas deficiencias, sí se contemplan en alguno de ellos, falta de oído y falta de visión.
Todos ellos sin excepción, se sienten orgullosos de su salud y de su edad, solo se lamenta un poco aquel que se siente fuerte, pero que hay algo que le condiciona en cierto modo; sin embargo a estas pequeñas trabas no le prestan excesiva importancia. Pongo algún ejemplo sobre lo que dicen: dice uno: tuve un trombo, estuve 21 días en el hospital, pero ya estoy tan fuerte como antes, deseando que mis hijos me dejen ir a la huerta a trabajar: 84 años. Dice otro: no oigo, pero eso no me impide estar toda la mañana zachando en la huerta y no me canso. Me enseñó el zacho como el que enseña un trofeo. También me enseñó sobre 15 trofeos de caza, primeros premios: 94 años. Otros dos: constato que ven lo justito, pero se andan diariamente más de 5 km. En resumen, todos tienen la percepción de que lo más importante es la capacidad de andar; a aquello que no represente obstáculo y no les impida andar no le hacen mucho caso.
En algunos sitios tengo yo escrito, que árboles milenarios están llenos de verrugas, manchas en su hojas, ramas rotas, cortes de ramas taladas, heridas en el tronco… y siguen dando fruto de manera abundante. También tengo que decir por experiencia propia, que a veces salen granos que si no les prestásemos atención terminarían quitándose, y si empiezas a tocártelo, cada vez se hace más grande. La fuerza la da el espíritu. Si el espíritu te manda ponerte derecho y caminar, hazle caso.
Todos conocemos algún refrán en este sentido: “Yo quiero yo puedo”. “Lo importante no son las caídas sino las veces que te levantas”. “Créate hábitos saludables y hazte esclavo de ellos”. “No mires para atrás si no quieres que la besana te salga torcida”. “No mires para atrás recordando el ayer, que se te escapa el hoy”. Los que llegan lejos y fuertes es porque siempre llevaron un buen equipaje mental, una actitud positiva. Y aun confiando en su fuerte naturaleza, siempre se cuidaron de no hacer excesos, sobre todo en aquello que trae decadencia al organismo: tabaco, alcohol, drogas, cenas a altas horas de la noche… Cuando vieron las orejas al lobo se dejaron de ello y volvieron a la vida sana.
Es natural la ilusión por vivir, el sano deseo de vivir en familia, en comunidad, lo reconfortante de ser útil y compartir, el organismo te clamará sobre aquello que necesita; tendrás hambre y sed y otras necesidades en aras de la buena salud, hazle caso; no olvides crear un entorno acogedor y saludable, huye de lo nocivo; la armonía y la paz trae sosiego y serenidad, por tanto, ello se traduce en salud.

Salto de los 65 años a los 80, matrimonios y parejas
Vivimos incomprensiblemente un incremento devastador de la enfermedad. Por más que se investiga al respecto, siguen apareciendo nuevos brotes de virus y bacterias, que de pensarlo detenidamente nos tendrían atemorizados.
Las prisas, que por un lado nos llevan al estrés, afortunadamente alejan el pensamiento de nosotros, pues caminamos hacia una sociedad cada vez más enferma, siempre que no pongamos remedios para contener dichas infecciones víricas; en otra época se hubiera considerado un castigo divino.
La cosa sería más fácil si adoptamos esta opción “yo quiero yo puedo”. Lo primero es tener confianza en uno mismo. Si tienes confianza en la idea general expuesta, coméntaselo a tu mujer, o si eres mujer, a tu marido.
A los que cumplimos ya los 40 años, vuelvo a decir, que el viaje es largo y lo mejor para no aburrirse es llevar compañía. ¿Quién mejor te puede acompañar que tu mujer o tu marido? Nadie, ¿verdad? Una vez comentada la idea, si tu cónyuge está de acuerdo, fijar el plan entre los dos y pensar lo bonito que sería llegar los dos al mismo destino y con la misma buena salud. Los hijos, si existen, crecerán en ese modo de vida y seréis modelos para ellos, representando su salud para vosotros, una satisfacción y tranquilidad permanente, quitando lastre a vuestra natural carga. No por ello estamos libres de algún mal, pero siempre que sea ajeno a nuestra voluntad.
Y hablando de voluntad, cuando esta se ejercita se fortalece. En estos próximos 15 años que se avecinan, habrá que hacer uso de la voluntad más que hasta ahora si queremos tener garantía de éxito en nuestro viaje. Para llegar aquí casi no nos hemos dado cuenta, independientemente de que hayamos luchado mucho para establecernos en el orden laboral. A partir de ahora, serán otros obstáculos que sin buscarlos los tenemos que afrontar.

Personas sencillas y humildes han ganado la batalla
Personas sencillas y humildes, para mí, personajes valerosos, que sienten orgullo en ser testigos de su tiempo. Han afrontado la vida con entereza y les ha tocado privarse de todo aquello que les podía traer problemas a lo largo del tiempo. Finalmente han ganado la batalla a los agentes infecciosos y contaminantes, y la vida, también generosa, les está devolviendo lo que más desean “vida”.

Resultados de experiencias propias
Poco podemos aportar sobre salud y alimentación que no se haya dicho ya, sin embargo, toda nuestra tesis parte de una experiencia personal que es innegable. Los resultados están a la vista.
Venimos de episodios orgánicos con sintomatología un tanto alarmante, que por una fuerza tenaz y una alimentación variada a la que aludo, todo lo malo y preocupante se ha ido quedando en la anécdota y otros, en los archivos. Nosotros sabemos que el organismo es inteligente, y este organismo nuestro ha venido respondiendo positivamente a todas nuestras pautas experimentales, todas ellas con unos principios de moderación y en pequeñas dosis.

62 hombres octogenarios
62 hombres que desafían al tiempo con sus buenas prácticas, su genética y su actitud. Espero y deseo que sirvan de ejemplo a los lectores y jóvenes, para que no pierdan de vista las positivas coincidencias que les han llevado a una vida saludable, y que aún se sienten en disposición para seguir gozando del ejercicio físico y las relaciones familiares y vecinales. Han superado la barrera de los 80, de los 90 y algunos de los 100, y lo más importante es su determinación, andar y andar, otros con huerta incluida y todos con una alimentación moderada; en suma, “vida sana para no ser una carga para la familia”.

Tabaco: amigo que siempre falla
Cuando uno reflexiona e intenta ver el lado negativo del tabaco, lo ve seguro. Son tan evidentes los perjuicios que causa, que en el mejor de los casos, el poco o mucho placer que ofrece ciega para poder ver en lo que perjudica.
Yo fui fumador también, y estuve enganchado hasta los veintiséis años desde los quince. Recuerdo que en los últimos años, me fumaba dos paquetes de rubio, diarios, de ahí que trate el tema según mi propia experiencia. Tenía tal dependencia, que parecía como si el tabaco me infundiera vida. Llevar un paquete de tabaco en el bolsillo, significaba llevar un buen compañero de viaje, un buen amigo, pero que sin quererlo termina traicionándote.
Al dar la calada al cigarro, experimentaba falsamente una sensación como estimulante y placentera que me hacía sentir mejor incluso que cuando inhalaba aire puro. Sin embargo, en la acción de fumar, aunque se siente como el humo llega a los pulmones, esto nos llena de placer; cuando fumamos, queramos o no, este humo produce reacciones adversas en órganos internos de nuestro cuerpo, aunque estas sean imperceptibles.
El humo de los cigarrillos, además de los daños que produce en el sistema circulatorio, puede taponar los vasos capilares de los pulmones por donde ha de ser absorbido el oxígeno del aire (elemento indispensable para la vida), creando problemas por sí solo o agravando en su caso alguna enfermedad en estado incipiente.
Deberíamos pensar más en la calidad del aire que respiramos. Poca importancia se le da a respirar en una atmósfera limpia, donde el aire disponga de la proporción de oxígeno correcta, al parecer muchas personas prefieren el humo al aire puro, como si este les hiciera sentirse más pletóricos.
Vive el fumador tan familiarizado con el tabaco, que habiendo olvidado sus años de no fumador cuando corría y no se cansaba nunca (auténtico placer de la plena salud), que imagina imposible vivirlo de nuevo.
Si los fumadores más decididos intentaran dejar el tabaco aunque fuera temporalmente, experimentarían de nuevo esas sensaciones, tristemente ya olvidadas.
Qué será el oxígeno que dos minutos sin respirar te manda al otro barrio. Hasta el fragor imbatible del fuego, desaparece cuando se reduce el oxígeno del aire, y nosotros, los humanos, los seres por antonomasia más inteligentes de la creación, nos gusta inhalar aire con poco oxígeno, humo de tabaco.
Pienso que la vida está llena de problemas que no deberíamos agravarla con otros, no menos grandes, y además voluntariamente.
No obstante, no te alarmes, tenemos un cuerpo tan perfecto que él solo se va regenerando. Por otra parte el fumar o no fumar no es cosa de vida o muerte.
Lo que sí quisiera, es que comprendieras que hay otra filosofía de vida que da mayor libertad, absoluta independencia a lo apetecible y, mayor dominio y control de la voluntad. Yo, por ejemplo, sé de personas que no fuman porque no quieren, y seguro estoy que hay muchos fumadores que no dejan de fumar porque no pueden. Espero que veas conmigo, que en ello se produce una merma de libertad y voluntad, originada por el hábito de fumar.
Nuestro cuerpo dotado de los mejores resortes de seguridad para su protección, no entiendo, cómo es tan permisivo en otros casos, debiendo intervenir en este, o si no la razón, para evitar deterioros prematuros.
Si nos dejásemos guiar de los instintos, seguramente no caeríamos en hábitos tan nocivos para la salud. Ejemplo de ello, lo tenemos en el joven que empieza a fumar y en los primeros cigarrillos siempre lo hace tosiendo. Pero es tanta la obstinación en imitar a los mayores y ser considerados adultos, que esto les lleva a la trampa de la que no es fácil salir.
No quiero se agorero, pero considero necesario recordar, que el tabaco es un factor muy importante en el desarrollo de ciertas enfermedades del sistema circulatorio (arterioesclerosis), según el informe del Real Colegio de Médicos de Londres, recogido en la obra, La salud por la nutrición del doctor E. Schneider, tomo 3, pag. 986. Una vez detectada por los médicos, cualquiera de estas enfermedades, se recomienda rigurosamente no fumar.
Para dar mayor justificación a mis palabras, contaré a continuación dos experiencias que viví; se me quedaron de tal forma grabadas que siempre las recordaré.
Tenía yo 20 años aproximadamente y estaba de pensión en Torrejón de Ardoz, mi primera noche. El señor que compartía habitación conmigo, con 40 años, fumador empedernido, no paraba de toser, escupir y quejarse toda la noche; era insoportable, nadie pegaba un ojo en la pensión. Lógicamente, abandoné lo antes que pude aquel infierno.
Cinco años más tarde en otra pensión (Madrid), se hospedaba conmigo en la misma habitación un señor de setenta y cinco años: no tosía, ni fumaba, ni escupía, ni roncaba, ni se quejaba de nada. Podía soñar con los ángeles largamente, que nada me despertaba. Durante aquellos meses yo me repetía: Cuando sea mayor quiero ser como este señor, no solo no me gustará acarrearme enfermedades irresponsablemente, sino que evitaré por encima de todo ser una carga para los demás. Huiré del paro y de la enfermedad como alma que lleva el diablo, pensaba.
Si te haces a la enfermedad, puede ser hasta cómodo el estar enfermo, sin tener que madrugar para trabajar y con una enfermera siempre disponible a tu servicio; o tu madre, tu mujer o hija si estás en casa. Pero, había que preguntar a las personas que andan alrededor de un enfermo, atendiéndole sin cobrar como las enfermeras, que qué tal lo pasan, si se divierten, y si les resulta gratificante este servicio, gratificante puede que sí por tratarse de un deber social y familiar, pero con un sentimiento de pena ante un enfermo y si es cercano más aún.
Creo, que si no estimamos nuestra salud a preservar, deberíamos hacerlo por la salud de los demás, sobre todo, por nuestros seres más queridos que son los que más sufren cuando nos ven enfermos. No debemos olvidar nunca, que el tabaco es culpable de muchos males físicos e incluso económicos.
Tomemos verdadera conciencia de la férrea dependencia del tabaco, y de una vez por todas, digamos: Tomaré la decisión firme y definitiva de liberarme de lastres y ataduras nocivas. Para empezar con esta aptitud dejaré el tabaco por el resto de mis días.
Yo tengo un método casi infalible, el que me alejó de este hábito hace 25 años, el mismo que explicaré más adelante, así como una fórmula para dominar la voluntad, todo basado en mis propias experiencias que buenos resultados me dieron. También es conveniente reflexionar sobre esos comentarios que hago en el aspecto de las bondades del ejercicio físico.
Este pensamiento obedece a una filosofía de vida personal. Salud para mí para no ser una carga para los demás. Salud para los demás para que no sean una carga para mí.
Fuenlabrada, 20 del 3 de 1998

TABACO: Amigo que siempre falla
Forma de pasar a la acción
¿Quieres dejar de fumar?
Esta información va dirigida, principalmente, a todas aquellas personas que padecen y conocen los perjuicios que causa el tabaco y quieren dejarlo. A los demás fumadores les pido disculpas si con mis palabras puedo herir sus sentimientos.
Todo aquello que absorbe tu pensamiento puede incidir notablemente en tu vida, positiva o negativamente: Estudio, trabajo, descanso, ocio, etc. Esto es lo básico de la vida y claramente positivo, a partir de aquí, otros hechos o hábitos, pueden enriquecer tu vida o la pueden arruinar. El tabaco, según unos, les beneficia, y a otros, según la ciencia médica, les perjudica. ¡A ti, qué! ¿Te beneficia o te perjudica?
Es evidente que el hombre ha progresado y que en cierto modo todos nos beneficiamos de ese progreso. No obstante, el que no tengamos una mansión en Marbella, un Ferrari en el garaje, viajemos en el Concor o disfrutemos de la presidencia en una multinacional no debe ser motivo de infelicidad. Si nos conformamos con lo que tenemos y aceptamos un ritmo moderado en nuestro crecimiento personal y económico, estaremos en disposición de liberarnos de cualquier hábito o tendencia que nos pueda esclavizar de por vida. De lo contrario, nuestras facultades físicas y mentales, se verán mermadas, obstaculizando nuestro propio progreso.
Es un error matarse a trabajar para tener aquello que consiguieron los que explotaron con acierto su cualidad personal. No se es más feliz por acumular más cosas, aunque este sea el objetivo número uno de la actual sociedad. La felicidad que traen las cosas innecesarias es una felicidad efímera, ilusoria, pasajera.
En una palabra, si situamos cada cosa en su sitio y prestamos más atención a las cosas pequeñas y que están más a nuestro alcance, disfrutaremos más de ellas y seremos más felices por menos dinero, no necesitando endulzar amargores de la vida, que nos buscamos sin justificación alguna. El estrés, la depresión, el tabaco, el juego, el alcohol, suelen ser la causa de una vida basada en el tener o de un sentimiento de fracaso.
Alcohol, juego y tabaco, también a veces son refugio para olvidar ciertas frustraciones y en muchos casos signos de infelicidad. El problema real empieza cuando perdemos nuestro control y la confianza en la recuperación. La voluntad en su debilidad ya no responde y ni por asomo nos atrevemos a cambiar nuestros hábitos y trayectoria por equivocada que esta sea.
Quizá tiempo atrás, cuando había menos elementos de distracción, el hombre recurría al tabaco, al alcohol, al juego, pero hoy ¿qué justificación tienen estos recursos, si puedes distraerte con miles de cosas y todas ellas infinitamente más saludables? ¿No será que nos gusta poseer o probarlo todo y nos seduce el desenfreno y la pasión?
Los hábitos son costumbres, las costumbres se transforman en leyes y estas en derecho. Cualquier fumador, en el tema de fondo que estamos tocando, diría: ¿Porque no voy a tener yo derecho de fumar, si ya pago el tabaco que me fumo? Naturalmente, todo fumador que paga su tabaco tiene todo el derecho de fumar. El problema surge cuando se quiere dejar el tabaco y ya no se puede. Ante esta tesitura hemos de buscar la fórmula casi milagrosa de dejarlo.
Todas las hazañas grandes, dignas de elogio, necesitaron: decisión, voluntad, plan y ejecución. En este caso, la decisión de dejar de fumar es muy importante, y por tanto, para tomarla, necesitamos recordar lo que sigue: Ventajas reales o ilusorias e inconvenientes del tabaco.
Ventajas ¿ilusorias?:
– Los varones, jóvenes, se creen más hombres si fuman.
– Las mujeres, se sienten más iguales imitando a los hombres.
– Al parecer, a algunos les distrae, representando el tabaco, indispensable compañía en su soledad.
– Apacigua los nervios, evita algunas veces cometer males mayores (según cuentan) y pocas etcéteras más.
Perjuicios orgánicos:
– Mayor propensión y duración de catarros y gripes.
– Tos, náuseas, escupir (en ciertos casos) permanentemente mal sabor de boca. Merma en percepción de sabores.
– Arteriosclerosis (alteraciones en el sistema circulatorio)
– Afecciones en el sistema respiratorio.
– Riesgos de distracción en la conducción.
Perjuicios económicos:
– Varios millones de pesetas hoy (mañana miles de euros), tirados por la borda en cuarenta años de fumador (periodo de tiempo aproximado de un fumador medio).

Ventajas orgánicas si no se fuma:
– Salud más plena.
– Mayor capacidad para distinguir sabores y olores.
– Aumenta y alarga la capacidad de trabajo y el periodo útil laboral.

Ventajas económicas si no se fuma:
– Si se invierte inteligentemente, con lo que ahorra el no fumador se podrían hacer varios cruceros marítimos, y traducido a bienes inmuebles: comprar una casa o similares.
Si aun así te cuesta dejar esta ilusión, como es el fumar por el placer que causa, deberías sustituirla por otras ilusiones más saludables: Ejercicio físico (bicicleta, correr en cinta eléctrica, andar, escalera, pesas, aeróbic, etc.)
Hay además, actitudes mucho más gratificantes que el fumar, algunas de ellas son: Atender mejor a los clientes, esmerarse en perfeccionar el trabajo cotidiano, llevar a la práctica sin excepción todas las reglas de urbanidad para con nuestros convecinos. Todo ello hará que nos sintamos personas nuevas, vigorosas, entusiastas.
Una vez que hayas reflexionado en lo que te perjudica fumar y en lo que te beneficia no fumar, te vuelvo a preguntar: ¿Sigues estando decidido/a ha dejar el tabaco? Si es afirmativa la respuesta, debes pensar en las circunstancias más propicias que te invitan habitualmente a fumar.

Ejemplo de ellas:
1. Después de comer 2. Cuando se alterna
3. En comuniones, bodas, bautizos,.. 4. En vacaciones. 5. Cuando se está con amigos 6. Cuando se vende o compra algo 7. En fiestas: Nochebuena, Nochevieja. 8. Cuando te ofrecen un cigarro, etc.
Si estás decidido a no fumar en estas circunstancias, lo tienes fácil.
Ahora, fija la fecha en que vas a dejarlo. No lo dejes inmediatamente; dale tiempo. Ejemplo: el uno de enero, el día de tu cumpleaños, un primero de mes, a los dos o tres meses de hoy… Eligiendo cualquiera de estas fechas, tendrás tiempo para saciarte y estarás deseando que llegue pronto la fecha de dejarlo. Si no obstante, quieres dejarlo inmediatamente, te diré quién será tu mayor enemigo una vez que lo hayas dejado; el que intentará hacerte caer; este será sin lugar a dudas, el primer cigarro que te fumes después de haberlo dejado. ¡Ojo con ese primer cigarro! ¡Nunca lo cojas! Evita que un simple cigarro doblegue tu voluntad.
Cuando mañana ya no fumes, recibe mi más sincera felicitación. Eres una persona renovada; tu voluntad acaba de ser fortalecida con esta decisión. A partir de ahora te sentirás con fuerza para liberarte de todo cuanto quieras. Ya no fumas; ya no eres fumador; ya debes ver el tabaco como algo del pasado, algo ajeno a ti; pronto tu fuerza interior se verá multiplicada cuando saborees las mieles de tu triunfo. El triunfo de la razón.

Día sin tabaco
Aprovechando que hoy se celebra el “Día sin tabaco”: hago una reflexión.
Sabemos, sobre todo los fumadores y los que hemos sido fumadores, que el fumar es como un ritual que atrapa por sus muchas connotaciones, pero yo hoy, solo voy a hablar de lo relativo al humo y lo que el humo arrastra.
Tanto los que se tragan el humo como los que no se lo tragan, ambos disfrutan cuando expelen el humo al exterior; quizá se sientan más libres los que no se tragan el humo, y seguramente, porque están convencidos de que ellos expelen tanto humo como inhalan hacia el interior del organismo.
Para que se entienda mejor pondré un símil: entre ambos fumadores, vemos pocas diferencias aparentes.
El fumador que no se traga el humo, al dar la calá, se lleva una mariposa a la boca, seguidamente abre la boca y la mariposa sale volando. Y el fumador que se traga el humo, al dar la calá, la mariposa en lugar de quedarse en la boca va hacia los pulmones, se da una vuelta por sus alveolos y se vuelve por el mismo camino hasta salir por la boca. ¿Qué dicen ambos? Que han sentido un gustirrinín cuando tenían la mariposa dentro. ¿Dónde está la diferencia? En que la mariposa que llega a los pulmones, deja unos desechos que van a parar a cavidades de los pulmones donde quedan adheridos impidiendo que estos pulmones realicen plenamente su misión.
Esto que acabo de contar no es real, pero lo real es lo que sigue: el fumador que no se traga el humo, cuando da la calá, ese humo deja retenido en la saliva parte de los elementos que van en el mismo humo, ejemplo: alquitrán, que tanto se habla de él. Y en cierto modo esto se elimina conjuntamente con los desechos de la comida.
El otro fumador, el que se traga el humo, parte de los elementos que componen dicho humo se quedan en los pulmones, y como al expeler el humo no se puede apreciar si se echa fuera la misma cantidad que metió dentro, no valoramos en su justa medida el daño que nos puede producir lo que se queda dentro de los pulmones. Y pongo un ejemplo: si se quedara dentro un 1 % de lo que entra, simplemente pegado en la mucosa, cantidad que sería inapreciable por el fumador, significaría, que de cada 100 caladas, la que hace el número 100 se quedaría entera en el interior de los pulmones. ¿El por qué los pulmones no quedan inutilizados en pocos años? Porque nuestro cuerpo que es muy inteligente, todos los agentes extraños que entran en él son expulsados al exterior o enquistados, o sea, neutralizados. El problema surge cuando entran más agentes extraños de los que el organismo puede expulsar o neutralizar, entonces es cuando el órgano invadido empieza a perder vitalidad y la misión para la que ha sido creado no puede realizarla al cien por cien. Es entonces cuando el organismo se debilita porque las defensas tienen que dedicar su esfuerzo al órgano enfermo al tiempo que a otras invasiones de las que somos objeto diariamente. Y podíamos enumerar unas pocas enfermedades o males que no podemos evitar, pero el tabaco sí.
Si los fumadores supieran que de 100 inhalaciones (orientativo) de humo una se queda dentro, ¿seguirían fumando?
Debo decir, por si alguno no sabe o no recuerda, que nuestros cuerpos para seguir viviendo necesitan: alimento, agua, y oxígeno.
Sin alimento sólido podemos vivir 20 días; sin agua, de 3 a 5 días; sin oxígeno, de 2 a 5 minutos. ¿Recuerdas cuando tosías con los primeros cigarros que te fumaste? Después, las células encargadas de avisar por la entrada de aire adulterado, mediante la tos, se acostumbran y ya no avisan, quedando supeditadas a la inteligencia superior “cerebro”.
Nota.- No conviene entender esto de forma literal. Se han empleado estos términos para maximizar el daño que el tabaco ocasiona sin llegar a mencionar el cáncer. Yo he sido fumador muchos años (10 años) y puedo dar fe de lo que en mí ha repercutido este hábito, cosas buenas y otras no tan buenas.

Dos sensibilidades complementarias
Hoy pienso que tengo dos debilidades principales, la fe que busca el gozo espiritual, y la salud que busca el gozo físico, ambos aspectos estamos tratando en este libro.
La falta de fe trae dudas e incertidumbre. La falta de salud trae dolor y angustia, especialmente en los que están alrededor del enfermo.
Y estas dos pasiones las defenderé siempre. O sea, que no todo en mí es espiritualidad, me gusta beber y disfrutar y que la gente beba y disfrute, pero sin los excesos que nos puedan hacer daño; cuando el cuerpo nos dice que tiene un órgano tocado y se deja entrever cual ha sido la causa, lo más sensato que debemos hacer es cooperar con él, y si es el tabaco el causante, dejar el tabaco y si es el alcohol, dejar el alcohol, y si es el plato colmado, reducir la cantidad.

Factores principales que potencian la salud
Un factor poco valorado años atrás y que incide notablemente en la buena salud es el ejercicio.
Otro factor no menos importante es una alimentación equilibrada, natural y saludable, influyendo en la prevención de enfermedades y consiguiendo como base en esta prevención un óptimo sistema inmunitario.
Si de todos es sabido que somos blanco de infinidad de infecciones, nada de ello le sería tan fácil a los agentes patógenos, pretender enfermar a un organismo sano y fuerte. Esos mismos agentes microbianos que flotan o fluctúan en el ambiente, lo tendrían más que difícil, o sea que lo importante si queremos fortaleza y salud, primero: andar dos horas diarias; seguido de alimentación sana, reduciendo un poco la carne; después: potenciar el sistema digestivo evitando tomar aquello que nos produzca alteraciones intestinales. Se dice que el estómago es el segundo cerebro y por tanto contribuye a la salud de todo el organismo.
Y partiendo de estas anteriores premisas, debemos comer a nuestras horas, masticando adecuadamente los alimentos, de hacerlo así habremos ganado un 50 % en la digestión; todo será más fácil incluso la absorción de nutrientes.

Hábitos
Quiero hablar a groso modo de los hábitos, de los buenos y de los malos.
Con mis palabras no pretendo enseñar nada, sí recordar y animar para cambiar de hábito en aquello que con el tiempo se le considere molesto o inadecuado.
Los hábitos, son casi todas las cosas que hacemos regularmente: diariamente, semanalmente, mensualmente, o que debiéramos hacer. Digamos que hábito es una costumbre o rutina, que por tratarse de un hecho repetitivo, se transforma en hábito. Hemos de tener presente que todo lo que hagamos con frecuencia o de manera regular, terminará siendo un hábito y llegado a este momento será muy difícil librarse de él.
Afortunadamente la mayoría de los hábitos o los que más tiempo nos ocupan son buenos y necesarios u obligatorios, como lo son: trabajar, comer, beber, dormir (por la noche y la siesta), descansar… Tenemos otros hábitos que son adoptados voluntariamente y no necesarios. Dentro de estos los hay buenos y los hay malos.
Ojo, no olvidemos que cuando ya hemos adoptado un hábito, bueno o malo, actúa mecánicamente su ejecución como programada en el cerebro, y si quisiéramos librarnos de él nos costaría.

El que un hábito malo adquiere, esclavo de él vive y muere, (invirtamos la tendencia)
Créate buenos hábitos y échate a dormir o hazte esclavo de ellos

Hábitos buenos y necesidades vitales
-Dormir lo suficiente (ocho horas)
-Dormir la siesta, 45 minutos
-Comer estrictamente lo necesario
-Tomar poca carne, pescado normal
-Tomar fruta y verdura
-Tomar algo de vino comiendo (recomendable tinto).
-Beber agua o líquidos, litro y medio a dos diariamente.
-Tomar suplementos alimenticios si hay carencias.
-Hacer dos horas de ejercicio diario, preferible nadar o andar (ejercicios contra resistencia días alternos).
-Ducharse y asearse con frecuencia.
-Limpiarse los dientes tres veces al día.
-Hacer una reflexión diaria sobre lo que se ha hecho durante el día.
-Hacer donaciones periódicas
-Procurar que nuestras acciones estén llenas de amor (perdonemos y seamos compasivos. No llevar en cuenta el mal que nos hacen).
-No perder nunca el contacto con la naturaleza.
-Llamar periódicamente por teléfono a los amigos y seres queridos cuando hay distancia al medio.
-Exigir lealtad y honestidad a los gobernantes.
-Leer
-Sonreír

Hábitos malos, algunos proclives a la enfermedad
-Fumar
-Sentarse en el sofá espacios largos de tiempo
-Tomar sustancias alucinógenas
-Tomar muchos cafés al día
-Tomar muchas bebidas alcohólicas
-Tomar muchos dulces y mucha azúcar
-Darle demasiadas vueltas a las cosas
-Dar excesiva importancia a algo que se rompe o se pierde
-Vivir de recuerdos
-Mantener un solo pensamiento en la mente
-Conducir demasiado rápido
-Dar marcha atrás con el coche sin estar mirando para atrás
-Tirar cosas al suelo en la calle
-Mentir
-Escribir en las paredes y en los baños públicos
-Coger el coche para distancias cortas
-Tener el móvil encendido en establecimientos públicos, y en casas que no son las nuestras
-Agacharse sin flexionar las piernas
-Estar más de dos horas seguidas en el ordenador (levantarse y andar un poco)
-Tirar las colillas encendidas al suelo
-Tirar basura en el campo. Entendiendo por basura todo. No se puede tirar nada al suelo ni en el campo ni en la ciudad
-Ver demasiada TV
-Escuchar demasiado la radio
Los excesos no son buenos nunca

Difícilmente se renuncia a los hábitos ya sean buenos o malos
Esta es mi lucha. Nadie quiere estar enfermo, pero nadie quiere renunciar a nada. Los que fuman, los que beben, los que comen demasiado. Si la gente cambiara el costo del tabaco por complementos nutricionales, todos estaríamos más sanos y seríamos menos carga para la familia y para el estado. Por la razón que sea, se está creando una sociedad enferma. Quizá sea porque vivimos más años, pero no olvidemos que los últimos años nos mantenemos a fuerza de pastillas. Unas pocas de enfermedades, cuando hicieron acto de presencia, ya fue para quedarse y empezamos a llamarlas enfermedades crónicas; no se pueden curar pero con el pastilleo nos permite llevar una vida aceptable. Siempre que controlemos todo lo que comemos y los esfuerzos que hacemos, podemos estar más libres de sustos. Sustos que vendrán, pero si no los atraemos mejor.

La enfermedad infecciosa
La enfermedad infecciosa en general o por contagio de otra persona, debemos tomar conciencia de que existe, aunque no la veamos, y así poder luchar contra ella denodadamente.
La muerte, que no debe preocupar, no ceja en su afán de minar las familias, quiere traer dolor a las casas, quiere acongojarnos e invadirnos de tristeza, pero no lo vamos a consentir. Tenemos que sobreponernos a cualquier tipo de infección o al menos poner de nuestra parte todo el coraje necesario para luchar contra ella.
Sin quererlo, hemos adoptado la enfermedad como compañera de viaje, ha llegado a nosotros de manera silenciosa, y cuando ha dado la cara ha sido demasiado tarde; hay un dicho por ahí danzando que dice: “La enfermedad si tiene cura curarla y si no tiene cura hacerte amigo de ella”. Esto yo lo entiendo de la manera siguiente: una vez que se ha hecho crónica no hay solución posible y no vale la pena amargarse de por vida. Afortunadamente hoy hay medicamentos que quitan bastante el dolor, si la misma deriva en dolor. Debemos saber que la enfermedad es una mala compañera y a la mínima que te descuidas te roe las entrañas.
En la enfermedad, infecciosa o vírica, lo primero que hace es invadir nuestro organismo, para seguidamente tomar posiciones creando en el interior colonias de agentes patógenos, con la intención de vivir anárquicamente sin ninguna misión constructiva que cumplir, su único objetivo es vivir y vivir destruyendo tejido, en definitiva, órganos. Esa es la enfermedad en todos sus niveles o parámetros; en unos más agresiva que en otros. Luego está aquello que le hace proliferar, su caldo de cultivo, lo que le hace coger dominio, y aposentarse como dueña y señora en un espacio que no le pertenece, pero que llega como invitada muchas veces, porque pasaba por allí, y se queda hasta que la echemos; otras veces nace en nuestro interior y se vuelve desobediente con una virulencia inusitada, ejemplo: Helicobacter Pylori, nos puede producir en el estómago una úlcera de categoría. Yo conozco una persona que la tuvo y perdió 15 kg de peso en cuatro meses; me contó que un día tuvo que comer de pie porque cuando se sentaba sentía como si le clavaran agujas en los glúteos, y daba un salto poniéndose de pie.
Esto lo venimos sufriendo desde nuestros orígenes con más o menos variantes, lo que llamamos mutaciones. Unas han desaparecido del ámbito urbano y otras nuevas han emergido en nuestros entornos más cercanos; otras, traídas por el viento o en productos alimenticios venidos en mal estado.
Aunque dé la impresión de que nos está ganando la batalla, en nosotros está la última palabra. Si nos amilanamos y no tomamos nuestras protecciones intentará acabar con nosotros.
Espero se sepa entender el sentido de estas palabras: es sencillamente mi impresión después de todo lo que he visto y todo lo que he padecido. Luego, sobre cómo tratarla, de eso que se encarguen los médicos y los especialistas sanitarios, que son los que conocen a fondo la enfermedad y sus efectos. La propuesta que yo hago en la filosofía de mi libro, es ayudar a los médicos, en actitud y comportamiento, y siempre llevando a cabo todas sus pautas y recomendaciones.

El andar da vitalidad a los órganos y fortalece los tejidos de sostén
Con el andar los órganos flotantes se fortalecen, los tejidos de sostén igual, y las articulaciones en especial. El beneficio es integral, pues a todo el organismo se le somete a una tensión, a un esfuerzo y esto pone en alerta a todas las células para que activen su función y se preparen para una resistencia futura, tanto tejidos como órganos adquieren mayor fortaleza y mayor tesitura.
Con el ejercicio físico se produce una regeneración constante de los grupos celulares. Para que en el organismo se lleven a cabo todos los procesos metabólicos, no solo vale el ejercicio físico, sino que debe ir acompañado de una alimentación variada y completa: proteínas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas y lo que llaman encimas. Todo es necesario para que el cuerpo crezca en la edad joven y se mantenga en la edad adulta.

Ración de sol en pro de la vitamina D
Después de andar la hora reglamentaria en el pasillo de casa o en el salón y el pasillo de piso, hay que salir a la calle a por la ración de vitamina D, andando otra media hora, si puede ser por el sol, tiempo que se aprovecha para hacer alguna compra para la mujer. Si no se pudiera salir todo lo que uno quisiera o viniesen días de falta de sol (invierno), es aconsejable tomar un suplemento de vitamina D: se trata de una vitamina absolutamente necesaria para el buen funcionamiento del cuerpo, esto si queremos contribuir a la buena salud, parece ser que ayuda a contener la aparición de alguna enfermedad. O sea, suplemento de vitamina D o media hora al sol andando en la calle a mediodía. Los meses de poco sol en el invierno hay que planteárselo.

Reflexiones de Salvador (mi sombra)
Si el cuerpo que es muy inteligente, está lleno de enfermedades, que sería de él si no fuera inteligente.
La enfermedad siempre tiene una causa, no es un castigo divino, bien puede ser por genética o agentes externos de la atmosfera; aunque muchas causas tienen su origen en la alimentación, por exceso o por defecto, o por otras sustancias… que tomamos.
El cuerpo es un laboratorio de primer orden, en el mismo, se producen diariamente cientos de procesos químicos, lo que permite mantenernos despiertos, activos, conscientes, con un equilibrio absoluto, decidiendo en cada momento lo que hay que hacer. También el sueño es otro proceso regenerador del organismo.
El cerebro es una central receptora de avisos que se traducen en órdenes, y todo en pro de una salud perfecta. Pero a la vida, con todas sus potencialidades y resortes, le es imposible librarse de todos los ataques de que es objeto; máxime si se ve debilitada por factores climáticos, trabajo, ejercicios, movimientos o posturas inadecuadas, o por carencias en la alimentación.

Segunda juventud
Buscando la salud a través del ejercicio físico y la alimentación saludable, apoyado en este deseo por el “Método Levita” encontré la juventud. Me di cuenta que si yo consigo cuidarme, ser moderado en las ingestas, en la bebida y en otros vicios que tienen esclavizado a medio país, se descubre que dicha actitud genera juventud y es lo que llamamos segunda juventud. No debemos engañarnos, los años están ahí, pero el espíritu lleno de ilusión, libre de temores –porque la vida sigue-, la actitud positiva –pensando que todo va a ir bien-, y el cuido que tan necesario es, todo ello junto trae consigo un nuevo periodo de fuerza, que nos puede alargar la vida y sobre todo nos va a liberar de muchos achaques físicos y psicológicos. Valga el símil: un motor de un coche bien cuidado hace más kilómetros, y los hace sin sobresaltos. Hay otro refrán que anda en la boca de las nuevas tendencias, que dice: Prefiero sumar vida a los años que años a la vida. Que se pueden conseguir las cosas.
No quiero con mis palabras suplantar a nadie, todas las materias tienen sus doctores especializados que son los que realmente aportan luz ante la duda del problema que surge por su amplio conocimiento en la materia de que se trate.
Lo que intentaremos descubrir es si hay algún método que nos haga sentirnos bien con nosotros mismos. Si podemos mejorar en el aspecto físico, emocional y espiritual, aunque esto último se trate más específicamente en otro capítulo. Pero hago esta mención porque para sentirse plenamente satisfecho es cuando los tres aspectos están bajo control. Empezaremos por interesarnos por nuestra parte física.
Para tratar la salud e indicar el modo de afrontar un malestar o enfermedad orgánica, es el médico al que se debe visitar, y seguir rigurosamente las pautas según su criterio, siempre nos ahorraríamos males mayores. Lo que yo pretendo humildemente en este capítulo, es concienciar al lector de que nosotros, el sujeto en cuestión, debemos cooperar con el médico para esclarecer el grado de salud que queremos tener y en la medida que nosotros podemos mejorarla o mantenerla si esta es óptima.
¿Qué podemos hacer así a groso modo de forma preventiva? Por ejemplo, evitar los excesos lo primero. ¿Qué se entiende por excesos? Comer y beber demasiado; evitar sustancias que puedan alterar nuestras funciones cerebrales; controlar la velocidad conduciendo, incluso con cero grados de alcohol; mantener lejos el tabaco de casa por lo que afecta a nuestra familia, si lo que nos afecta a nosotros personalmente, no nos preocupa.
Creo que ha llegado la hora de que nos tomemos en serio la salud, la nuestra y la de nuestra familia. De día en día va imperando la idea de que hay que alternar el ejercicio físico con una alimentación saludable. Todo se ha de hacer con moderación. Son muchas las alarmas que quieren despertar nuestras conciencias y hacemos oídos sordos; queremos descubrir el espacio sideral, mientras siguen muriéndose de hambre en la tierra miles de personas. La ciencia médica, farmacéutica y de investigación hace un gran esfuerzo para erradicar la enfermedad, no por ello su amenaza ha dejado de atemorizar a la sociedad, en especial a los más sensibles y vulnerables, a los que miran al futuro. Lo que estamos viviendo o padeciendo hoy, en cierto modo es el resultado de lo que hicimos en el pasado, y con esto no descubro nada, por esta razón si queremos tener una vejez con menos sobresaltos empecemos a prepararla desde hoy.
La enfermedad hoy, muchas con síntomas desconocidos, sigue amenazante a la vuelta de la esquina en espera de una debilidad nuestra, esperando invadir nuestro organismo haciendo estragos, no pocas veces eso hizo, cuando se trató de una infección externa; y si se trata de algo interno podría ser como resultado de alguna carencia en la alimentación, falta de ejercicio o lesión. Sin olvidar el deterioro natural propio de nuestra naturaleza finita.
La enfermedad unas veces aparece de forma dolorosa: con un malestar y síntomas que requieren una intervención urgente (sobre todo si son cardiovasculares), y otras veces su evolución es lenta y silenciosa (nivel alto de colesterol, tensión alta, próstata inflamada…)
Es tan complejo y delicado nuestro organismo, máxime si lo tenemos un poco débil, que a la mínima nos sentimos mal y nos entran deseos de ir al médico. Aunque no deberíamos dar la apariencia de ser hipocondriacos, dejarían de prestarnos la debida atención, no exentos de razón. Y en el otro extremo, sí debemos ser responsables y cuidar nuestra salud tomando medidas preventivas desde edades tempranas. Y ya en la jubilación, en función de los resultados de las exploraciones y análisis periódicos que a las personas mayores nos hacen, siempre según la recomendación de nuestro médico de cabecera.
La investigación, que no para, nos dice, que incluso una buena alimentación no está libre de ciertas carencias. La tierra está esquilmada por los cultivos repetitivos, y los frutos y plantas, en apariencias normales, carecen de las propiedades que años atrás tenían.
Mi respuesta a las 25 señales del envejecimiento sobre un artículo que anda por las Redes
Me lo mandó un amigo y le contesté:
Estimado amigo, sólo coincido en dos o tres señales de las 25.
Reconozco que soy más viejo hoy que ayer pero un viejo diferente. O mejor dicho: un poco usado, pero a mis 73 años no me siento nada viejo.
Casi ninguna de las chocheces del artículo las tengo en cuenta. Te pongo algún ejemplo: me gustaría que el día tuviera más horas para poder trabajar más en mis cosas (escritos, libros, ejercicio físico, etc.), duermo como un lirón, no me siento en el sofá nunca, ando en casa todos los días sobre hora y media, me acuesto tardísimo porque no quiero que se acabe el día, y te podía seguir contando cosas contrarias a la filosofía del artículo; artículo que seguramente está basado en una estadística, pero no lo comparto y me gustaría que nadie lo compartiera.
La vida es vivir, y yo tengo la esperanza de seguir viviendo eternamente, por consiguiente, no me puedo cansar de vivir al principio del camino.
Un abrazo y gracias por habérmelo mando pues me ha dado pie a pensar lo que he escrito.

Vida en movimiento
Sedentarismo = enfermedades letales = muerte prematura
Vida en los animales es igual a ejercicio. Simplificando se podía decir, que vida es igual a movimiento. Donde no hay movimiento el organismo lo entiende como un rechazo a la vida como tal, al menos en el aspecto del desarrollo. Los órganos que no se ejercitan tienden a atrofiarse o a no crecer.
Nadie podría recurrir a ejemplos contrarios que puedan refutar esta aseveración, puede que no encontraran ni uno. Y aquellas evidencias que lo confirman sí se pueden ver en miles de casos: aves, reptiles, anfibios; animales salvajes y animales domésticos; insectos en general, hormigas en particular, gusanos… Siempre que vimos a uno de estos seres, los vimos en movimiento: nadando, volando, corriendo, andando, arrastrándose… Puede ser el hombre el que menos se mueve de todo el reino animal. De ahí los resultados: obesidad. En todo hay sus excepciones.
El reino animal es un vivo ejemplo de que la vida ha sido regalada para ser vivida. Mirando a nuestros orígenes y al comportamiento de otros seres, nos daremos cuenta que la vida es una permanente búsqueda, en especial de alimento, de huida del depredador, de traslado migratorio por efectos climatológicos, de vivir nuevas sensaciones, ejemplo cuando las aves surcan el aire haciendo piruetas… lógicamente, todo ello, alternado con periodos de descanso. Con este permanente movimiento, consiguen por propio instinto el peso ideal y así poder afrontar los imprevistos, véase cuando los galgos levantan la liebre. Apenas se ven animales que puedan vivir espacios de tiempo tumbados panza arriba, tomando baños de sol y con los ojos cerrados. Como no sea algún caimán o cocodrilo, el león, el mono perezoso y pocos más.
El hombre al igual que el resto de seres vivos que pueblan la tierra, han sido creados para vivir en libertad y en movimiento, y prácticamente es solo el hombre el que está cambiando estos patrones de vida. El sedentarismo se está imponiendo, y esta inmovilidad a lo largo de los días nos va a acarrear no pocas enfermedades.
El hombre descubrió que puede obtener el sustento desde el sillón y ahí están muchos. Para todo hay soluciones y aquí están mis dos recomendaciones según la edad. Hasta la jubilación el gimnasio con ejercicios de contra resistencia, después de la jubilación, ejercicios aeróbicos y de mantenimiento, reforzados con algo de resistencia pero moderada.
Madrid 6-5-20

Ser consecuente
No está demás ser consecuente con los temas relativos a la vida saludable: casi todos se encierran en nuestros modos de vida: muchos hábitos y entre ellos el principal, el ejercicio, dado que puede conllevar la reducción de enfermedades, y si esto no es exacto mayor agilidad, frustraciones, enemistades, desencuentros, en definitiva, cambiar aquellas cosas del mundo que tanto nos intranquilizan.

Ejercicio y memoria
Celebro satisfactoriamente este descubrimiento, allá por el año 2000, lo que refuerza mi teoría y mi experiencia personal, que comenzó el año 1995. Coincidente con el buen hábito de vida que cogí, andar.
Artículo: Ejercicio y memoria
En el día de hoy, 20 del 9 de 2020, he recibido un Washapp, en el que me informan. Me envían una copia de un artículo publicado por el Psiquiatra D. Manuel Bonsoño, en el que dice:
Eric Kandel, premio Nóbel año 2000.
Data sobre el asunto de la memoria. Continúa diciendo… que para prevenir la memoria relacionada con la edad, se debe caminar diariamente.

La salud no está en el plato
La salud no está en el plato, sino en la suela de los zapatos.

Me estoy haciendo mayor
Me estoy haciendo mayor en años pero no lo siento. Sin embargo, si lo veo, lo cual debería ser motivo de satisfacción. Un hombre que envejece y sigue siendo joven.
Así como el árbol que puede ser sorprendentemente algo inteligente mira a su dios, el sol, que está arriba, y trata de ir hacia él, nosotros, los seres humanos, enteramente inteligentes, debemos mirar también hacia arriba, con el deseo de ver o sentir a nuestro Dios verdadero que es dueño y Señor de la vida.
El árbol se mantiene vivo y erguido aunque ve su deterioro a través de los años: manchas en las hojas, verrugas en los tallos, desgarros… Pero sigue en pie firme sin mostrar un mínimo de queja; no por ello la vida se detiene sino que sigue año tras año; nosotros, los humanos, siguiendo su ejemplo, tenemos que permanecer impertérritos sin importarnos las pocas o muchas señales de desgaste que tengamos. Sí debemos cuidar las piernas, brazos, ojos, oídos y lo más importante, el cerebro, y lo podemos hacer porque somos inteligentes. ¿Por qué el deseo de preservar y cuidar estos órganos, además de los internos y en especial el cerebro?
Para ser conscientes de que debemos cumplir una o varias misiones.
¿Para qué necesitamos las piernas?: – Para visitar a seres queridos, amigos y personas que necesiten de nuestra ayuda.
¿Brazos?: – Para abrazar a todas las personas con ayuda y consuelo.
¿Ojos? – Para admirar la obra del Señor.
¿Oídos?: Para oír la voz de los que te quieren y la voz y la risa de los niños. Para oír la música y la letra reivindicativa que reclama justicia, libertad y pan para tanto hambriento que hay en este mundo.
¿Cerebro?: – Para saber que debemos amar a Dios, a toda la gente y a toda la obra humana, que también es de Dios. – Para tomar conciencia de todo este sentimiento y entrega. – También, para dar gracias todos los días por esa facultad de vivir, hacer el bien, sentir, oler, gustar, decidir… Gracias a la vida, a la gente, a Dios.
Definitivamente llegamos a la conclusión de la importancia que tiene mantenerse uno en plenas facultades físicas y mentales hasta el último día.
– Y hay una razón que agregar a las anteriores, que es, estar bien para no ser una carga para los demás.
– Y si llega el día en que no se pueden hacer algunas cosas, asumirlo.
– Espero que se sepa entender que todo el capítulo sobre ejercicio físico igual a salud, va enfocado especialmente a jubilados.
No perdamos nunca la ilusión por la vida aunque puedan aparecer muestras de envejecimiento prematuro.
El espíritu que vive y quiere vivir, anima y empuja al cuerpo a mantener la juventud. Hagamos caso al espíritu.
Las experiencias y percepciones del cuerpo en concepto de salud, han ido conformando mi pensamiento y el de cualquier ciudadano normal; en mi caso, con estos resultados positivos, no quiero quedármelos para mí solo, los quiero dejar plasmados en este libro, deseando con ello mejorar la vida de muchas personas.
La vida la da Dios, pero la misma se sostiene con la toma diaria de alimentos. Dichos alimentos se descomponen en el aparato digestivo (lo que llaman el segundo cerebro), para poder extraer las substancias nutritivas para nuestro crecimiento y mantenimiento.
Estas substancias se clasifican de la siguiente manera:
– Proteínas
– Hidratos de carbono
– Minerales
– Vitaminas
– Encimas
– Y agua, mucha agua
Todos los procesos metabólicos que se producen en el organismo con eficacia, necesitan de las substancias mencionadas. Y dentro de estas substancias, en determinadas ocasiones, se genera alguna de ellas o más. Para esto se hacen los habituales análisis de sangre.
Aun así, a pesar de nuestros esfuerzos, nunca estaremos libres de todas las enfermedades, siempre habrá patógenos dañinos y okupas, internos (Elicobacter Pilorí), y externos, y células anárquicas (próstata), que traten de hacernos la vida poco menos que imposible, siendo blanco de sus objetivos y su pretensiones corrosivas. Nunca cejarán por más trabas que les pongamos, de invadirnos y confundirnos, pretendiendo vivir a nuestra costa. ¡Qué sería de nosotros si no les presentásemos cara! Seríamos presa fácil a la que inutilizar, llevándonos en muchos casos al hospital y en otros a la muerte. No acobardemos nunca en esta lucha contra la enfermedad, potenciemos bien nuestras defensas, e impidamos el abordaje a nuestro organismo, la salud bien lo merece.
Madrid 6 de mayo 2020

Buscando el elixir de la eterna juventud
Aclaración.- Pido disculpas a los lectores si con mis palabras sobre la salud he creado falsas expectativas. Son tan grandes mis deseos de salud para la sociedad, que a la mínima que conozco nuevos avances en medicina natural me gusta trasladarlos a todo el mundo. Sé que hay que ser muy cauto porque el proceso en estos descubrimientos es muy lento por las pruebas que hay que hacer antes de aplicarlos en los tratamientos, pero no puedo evitar tener un ardiente deseo de que la humanidad viva libre de enfermedades.
Con mis palabras, orientadas a mejorar la salud, yo sé que no está todo resuelto por la gran dificultad que existe para tener una sociedad más sana, máxime si esta no responde de su parte, además de lo vulnerables que somos a tanto patógeno como anda suelto. Pero me gustaría pensar que si nos lo tomamos en serio, en alguna medida mejoraríamos, y lo que sí es más que patente, la mejoría del aparato locomotor con las pautas que propongo.
¿Por qué constato la mejoría del aparato locomotor? Porque cuando se entra en esa dinámica, el cuerpo pide más, no te cansas de andar, es como una necesidad.
Mis experiencias. Cuando estoy en una zona de espera: banco, correos, notaría, ambulatorio… siempre estoy andando el tiempo de espera, no me apetece sentarme y estar de brazos cruzados, prefiero aprovechar este tiempo de esta forma.
Agosto 2021

Pasos hacia más esclarecimiento, huyamos de la hipocresía
Para muchos problemas de salud, al parecer la solución está en la fruta, en la verdura y en los suplementos, y cuando hay un deterioro general por hambre, como vemos, todo alimento es bueno no habiendo nada que temer. De lo que se trata es de cómo mejorar la salud de una persona que se alimenta bien y aun así le aparece una enfermedad, qué se puede hacer en cooperación con las pautas sanitarias; este es el momento en el que no hay que rendirse estando en manos de médicos, si se dice que una fruta es buena y esa fruta es comestible en alguna región del planeta, no creo que sea ilegal e incorrecto tomarla fuera del lugar de origen, siempre con cierta cautela, confiando en obtener un beneficio. Creo que debemos romper mitos y tabúes y luchar por lo que uno cree que es bueno para su vida y no aceptar la enfermedad como un castigo divino o de la propia naturaleza. Luchemos contra la enfermedad desde todos los ángulos, al tiempo que lo hacemos por las pautas establecidas. En definitiva, si se dice que los limones son buenos contra el cáncer, ¿por qué no voy a poder tomarlos? Aun siendo consciente de que no lo van a curar, siempre se ha de buscar un alivio añadido. Más interés en la prevención y más unidad en la forma de erradicar la enfermedad. Para que la sociedad coopere de modo preventivo necesitamos más información.
Nota.- Habrá podido observar, que algunos comentarios de estos dos primeros capítulos comparten un mismo espíritu y algunos aspectos en ellos son comunes. Obedecen a inspiraciones recibidas en momentos y días diferentes sobre la misma base y el mismo objetivo, pero desde ópticas o perspectivas diferentes. Y se han ido incorporando al libro, pensando que dichos razonamientos harían más comprensible el enfoque de los temas.
En algún apartado de este blog creo que he dejado mi correo o teléfono por algún internauta quiere consultarme algo
Un saludo,
Diego Caballero “Levita”
Gracias por haber llegado hasta aquí.